Después de más de dos años de guerra en Ucrania, el Kremlin ha aumentado las tensiones con el gobierno estadounidense de manera drástica con el envío de una flota a la isla cubana, de la cual un submarino de propulsión nuclear tipo Kazan y la fragata Almirante Gorshkov arribaron el miércoles 12 de junio (Oppmann et al., 2024). De esta forma, el gobierno ruso ha vuelto a revivir el temor de que se pueda volver a tener una confrontación entre ambas potencias, como la Crisis de los Misiles de Cuba de 1962, solo que sin los misiles nucleares. Sin embargo, pese a la falta de presencia de armamento nuclear en Cuba, los riesgos siguen siendo similares. Es por eso por lo que resulta crucial comprender cuál es el objetivo de Rusia en Cuba y por qué tomaron la decisión de aumentar las tensiones los gobiernos de Moscú y Habana.
En la primera crisis, Rusia buscó crear un contrapeso para los misiles nucleares estadounidenses en Turquía, pero lo más importante fue que el objetivo del gobierno soviético era crear presión para los estadounidenses en sus propias fronteras, ya que la Unión Soviética se enfrentaba a un escenario con pocas cartas a su favor, con fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN) en Europa Central y en su frontera en el mar Negro y el Cáucaso con Turquía — país con membresía en la alianza transatlántica para el año de la Crisis de los Misiles de Cuba — y con adversarios en el Pacífico como Japón y Corea del Sur, ambos países, aunque no pertenecen a la OTAN, son importantes aliados de Washington y han contado con una presencia militar norteamericana desde el final de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea. Así mismo, Friedman (2024) plantea la posibilidad de que Moscú, en vez de querer amenazar a Estados Unidos con un posible ataque nuclear, quería crear un punto de presión en una de las áreas económicas más importantes para los Estados Unidos: el Golfo de México, golfo por el cual el río Mississippi tiene acceso a los océanos internacionales.
Ahora, ese parece ser parte del objetivo de los rusos con el envío de una flota a Cuba. Con este despliegue naval, Rusia podría estar buscando influenciar la mentalidad del público estadounidense, en medio de elecciones, para fomentar la idea de que los costos de continuar antagonizando o de incluso iniciar un conflicto armado con Rusia podrían ser graves (Friedman, 2024). No hay duda de que una conflagración a dicha escala sería grave para el mundo y costosa para los Estados Unidos, pero la intención es aumentar el temor en la población norteamericana. Así mismo, también es importante considerar el significado de la crisis en la actualidad.

Recepción del presidente ruso, Vladimir Putin, en su visita oficial a Cuba el 11 de julio de 2014 (Fuente: Oficina Presidencial de Información y Prensa de Rusia vía Wikimedia Commons)
El sueño del Kremlin
Vladimir Putin se encuentra ante una situación problemática que pone en riesgo su estancia en el poder. Por un lado, se enfrenta a una creciente presión política en el Kremlin. Su juego habitual de continuar fomentando tensiones entre diferentes facciones en el Kremlin ya no está dando los mismos resultados que antes y eso se ha reflejado con la destitución de un cercano amigo y aliado leal, Serguéi Shoigú, del ministerio de Defensa. Por otro lado, el gobierno ruso también se encuentra con una economía e industria deterioradas y está sufriendo graves costos militares en Ucrania, inclusive, de obtener una victoria militar, no es seguro si el país pudiera ocupar exitosamente a Ucrania con una economía asediada y varios problemas políticos y militares.
Aunado a esto, el gobierno ruso experimenta retrasos geopolíticos en regiones fronterizas y cruciales para Rusia, lo que se debe a su estancamiento en Ucrania. Consecuentemente, el gobierno ruso ha perdido prestigio, sin mencionar que también se enfrenta a crecientes tensiones interétnicas en diversas regiones de minorías étnicas y al surgimiento del Estado Islámico de Jorasán en Afganistán, el cual ya realizó un ataque terrorista exitoso en Moscú.
Ante tales escenarios, tanto a nivel nacional como regional, Rusia necesita lograr dos objetivos: Uno sería aumentar la presión a sus oponentes para poder intentar lograr algunas concesiones, lo más probable es que busque detener el envío de armamento y asistencia financiera a Ucrania. El otro sería recuperar la percepción de que es una potencia internacional, con la capacidad de crear presión a su rival más poderoso en su propia vecindad, similar a como los Estados Unidos lo ha hecho con Ucrania, en el Cáucaso (con su acercamiento a Armenia) y en Asia Central.
Prácticamente, Rusia se encuentra en retirada en varias áreas y la presión que ha podido ejercer en África, con el avance del Grupo Wagner y el aumento de su influencia político-militar en el continente, solamente afecta a sus oponentes en Europa, particularmente a Francia, pero no pone presión real sobre Washington.
Estos retrasos en la política exterior y la política de defensa de Rusia están forzando a Putin a reaccionar más atrevidamente contra Washington, en especial porque su decisión de tomar Crimea en 2014 y su manejo de la actual guerra en Ucrania no han sido del todo respaldados por gran parte de la cúpula política rusa. Más que nada, Putin necesita impresionar y causar un efecto psicológico en la élite política del Kremlin para poder probar que es capaz de seguir liderando a Rusia y de mantener al país en el juego de la geopolítica mundial. Esta decisión, sin embargo, no solo es una jugada geopolítica arriesgada de Putin, sino probablemente existe la necesidad en el Kremlin de que necesitan conseguir concesiones de Washington para lograr tener algunos avances, ya sea en Ucrania o en las negociaciones o en las regiones fronterizas de la federación, donde el país ha sufrido retrasos geopolíticos frente a Occidente e incluso ante sus supuestos aliados, como Irán y China.
Así mismo, la percepción es muy importante si Rusia busca recuperar su influencia en el Cáucaso o en Asia Central. Los gobiernos de estos países han estado alejándose de la órbita rusa por varios años debido a la percepción de debilidad por parte del gobierno ruso. Cuando Vladimir Putin requirió asistencia de Bielorrusia y Kazajistán, ninguno de los supuestos aliados de Rusia y de Putin estuvieron dispuestos a arriesgar sus fuerzas para intervenir y detener al convoy de los rebeldes del Grupo Wagner (Stepanenko et al., 2023).
El prestigio y la percepción en el mundo de la política es crucial si se busca poder influenciar a oponentes, vecinos o, inclusive, a los aliados. No siempre se podrá implementar el uso de la fuerza — o como Joseph Nye diría ‘del palo’ — para lograr forzar a otro Estado a hacer lo que uno quiere que haga. En especial si tus recursos se encuentran agotados o enfocados en un conflicto armado de alta intensidad como el de Ucrania. De esta forma, el Kremlin busca mucho con él envió de una flota a Cuba — al crear la ilusión de la posibilidad de que el libre comercio norteamericano entre el Caribe y el Atlántico pueda ser afectado e interrumpido — Rusia crea la percepción de que Estados Unidos se pudiera encontrar en una situación similar a la suya. No busca necesariamente posicionar fuerzas militares o nucleares para atacar a los Estados Unidos, pero sí crear presión psicológica, tanto a la población civil como a los mercados.

Presidente de la República de Cuba Miguel Díaz-Canel Bermúdez se dirigió a miembros de la Duma Estatal (Fuente: Gobierno de Rusia vía Wikimedia Commons)
El dilema del régimen comunista
Con aproximadamente 65 años en el poder — desde su victoria revolucionaria en 1959 — el régimen comunista cubano parece estar entrando en crisis desde hace unos años tras el retiro de la dinastía Castro del poder (lo que también marcó el fin de dicha dinastía). Esta crisis sistémica se ha estado desarrollando tanto en el ámbito energético como en el económico y sociopolítico. El gobierno cubano, según Infobae (2024), ha tenido problemas con mantener operando su sistema eléctrico el cual ya es obsoleto debido a la falta de inversión y no se ha podido modernizar la infraestructura debido a las sanciones. Lo que explica el hecho de que la llamada telefónica entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros (es decir, el presidente de Cuba), Miguel Díaz-Canel, se haya enfocado en energía e industria.
Este acercamiento con Rusia tiene dos propósitos, uno es volver a Cuba relevante en el escenario internacional para obtener un Estado patrocinador, de lo contrario, el objetivo secundario sería obtener concesiones de Moscú o Washington para poder reforzar su posición en el poder ante la serie de crisis que enfrenta el régimen comunista. Desde que la Unión Soviética, su Estado patrocinador original, se disolvió en 1991, el país no ha podido recuperar su comercio o economía, al igual que perdió al aliado que le proveía de recursos, dinero y tecnología al país para mantener al régimen a flote. Así mismo, las sanciones estadounidenses han perjudicado el desarrollo económico nacional aislando a Cuba de la economía internacional. A pesar de que hubo un relajamiento de las sanciones entre 2015 y 2017 por parte del expresidente Barack Obama, el expresidente Donald Trump volvió a imponer las sanciones a Cuba.
A estas dificultades se le sumarían la pandemia del COVID-19 — que afectó al turismo, uno de los principales sectores económicos cubanos — y más problemas estructurales en el sistema económico nacional, adicionales retos de infraestructura y tecnología y la Guerra de Ucrania. Estos dilemas en conjunto han contribuido al alza en precios de alimentos y gasolina en el país, por lo que, como respuesta ante las dificultades económicas y la incapacidad del gobierno de proveer servicios básicos, la población civil cubana se ha alzado mediante manifestaciones contra el gobierno, primero en julio del 2021 y luego en marzo del 2024.

Miembros de las Boinas Negras marchando durante un evento nacional en Cuba (Fuente: Ministerio de Interior de Cuba)
Sumado a los problemas económicos, energéticos y sociales, el régimen cubano también se encuentra en medio de un dilema paralelamente político y de seguridad. Por una parte, las crisis ya han generado rupturas en el gobierno y entre sus líderes, con la investigación del exministro de Economía — quien se supone era un aliado cercano del presidente cubano — y el arresto de uno de los empresarios cubanos más exitosos en el país insular (Gámez, 2024). Aunado a esto, en el ámbito de seguridad, el régimen ha tenido que movilizar a miembros de la Brigada Especial Nacional o las ‘Boinas Negras’ del Ministerio de Interior para lidiar con las manifestaciones, lo que implica que el gobierno no tiene la confianza en movilizar a sus fuerzas militares regulares o a las fuerzas policiacas en contra de los manifestantes. Precisamente, Calvo (2024) cita al analista Brian Latell, experto en temas de seguridad internacional y en el Ejército cubano, quien señala en un ensayo titulado “El ejército cubano y la dinámica de la transición” que en caso de que hubiera protestas de escala nacional y de mayor intensidad, gran parte de las fuerzas armadas se negarían a emplear la fuerza contra la población civil, razón por la que el gobierno cubano ha tenido que enviar a tropas radicales y fanáticamente leales al régimen comunista para lidiar con las protestas.
Algo que es importante reconocer es que las dificultades económicas y energéticas afectan a la gran mayoría de la población. Así mismo, el sistema económico cubano se ha desviado del comunismo y ha fomentado y fortalecido a una economía de capitalismo de compadrazgos, en donde una élite selectiva del ejército y de la política cubana se benefician convirtiéndose en oligarcas (Calvo, 2024). Es por eso por lo que, en una conversación con la maestra Lourdes Patricia Iñiguez Torres, docente de Relaciones Internacionales en la Universidad del Valle de Atemajac, enfatizó que Cuba ha dejado de ser comunista porque la población cubana ahora se ha estancado socioeconómicamente y no hay forma de subir en la escalera socioeconómica nacional.
El régimen cubano reconoce que existen tanto retos estructurales en su economía como dentro de su mismo sistema político. También se enfrenta a diversas dificultades tecnológicas, principalmente en el sector energético, las cuales difícilmente podrá resolver antes de que sea demasiado tarde. Su única opción ha sido intentar volverse internacionalmente importante para poder atraer la ayuda necesaria para mantener bajo control la situación. Sin embargo, es poco probable que el gobierno ruso, o cualquier otro, pueda ayudar al régimen comunista cubano, ya que se encuentra económicamente atado de manos. La apuesta de Cuba en este contexto es intentar salvaguardar su régimen y estabilidad social y política nacional, pero al igual que el gobierno ruso, su objetivo no tendrá muchos logros si es que busca un respaldo político, económico o militar del Kremlin.
La otra opción es que el gobierno cubano busque sacar provecho al instar a Washington a negociar, de esta forma buscaría el relajamiento de sanciones estadounidenses sobre su economía. No obstante, el problema se ha extendido demasiado y el dilema al que se enfrenta, a pesar de que tenga elementos externos que lo hayan iniciado o propulsado, es en esencia interno y sistémico. La ineficiencia político-administrativa y económica, junto con la corrupción y la red de oligarcas de las empresas pretorianas cubanas no desaparecerán si las sanciones también llegarán a desaparecer.

Buque de guerra ruso de la flota del Atlántico que arribó a Cuba el 12 de junio del 2024 (Fuente: Ministerio de Defensa de la Federación Rusa)
Norteamérica ante la crisis
Frente a la actual crisis en el Caribe, dos hechos resaltan sobre Norteamérica: Uno refleja un problema para la región a corto o medio plazo, pero el otro refleja una gran ventaja a largo plazo para la región americana y ambos podrían contribuir a un cambio en las posturas de las naciones norteamericanas frente a Cuba y el Caribe.
Días después de que el submarino y la fragata rusa llegaron a la Habana en Cuba, un barco patrullero de la marina canadiense arribó a la isla a la par de que un submarino de ataque rápido de Estados Unidos también ancló en la base naval de Guantánamo, en Cuba, según Sherwood (2024). Lo que marca una clara respuesta técnico-militar* por parte de dos Estados norteamericanos, pese a que el gobierno estadounidense haya señalado que la presencia de las fuerzas navales rusas en la isla no sean una amenaza.
* Una respuesta técnico-militar implica la movilización o el uso diplomático de elementos de las fuerzas armadas sin la intención de iniciar una confrontación, sino que tiene tanto fines diplomáticos o políticos, como el propósito de disuadir a un oponente de tomar cierta decisión política o militar.
Cabe destacar, que está decisión por parte de Toronto y Washington no significa que el gobierno estadounidense esté mintiendo, en cierta forma, la presencia militar rusa no es suficiente para realmente amenazar a los Estados Unidos, la flota rusa sería destruida rápidamente estando en aguas bajo control estadounidense. Pero lo importante es que Estados Unidos está tomando una decisión con fines psicológicos, similar al propósito ruso de causar un impacto psicológico en los mercados y la población norteamericana.
Parte del atractivo geopolítico del nearshoring o deslocalización hacia Norte América es la seguridad regional, dado que no existe un Estado que amenace la estabilidad o seguridad regional, a diferencia de cómo es en otras partes del mundo, como Europa Oriental. Por ende, Estados Unidos y Canadá necesitan reasegurar a sus poblaciones y a los mercados internacionales con dichas respuestas técnico-militares. Desde una perspectiva geopolítica y económica, resulta clara la importancia de que no se deje la iniciativa rusa sin respuesta. Las necesidades geopolíticas de Cuba, dado su contexto interno volátil y su posición geográfica, llevan al país a continuamente buscar un patrocinio extranjero.
Esta crisis cubana ha vuelto a recordar a los líderes políticos y militares en Norte América, incluyendo en la Ciudad de México, de los riesgos de que Cuba continúe siendo una Estado rebelde en el Caribe y, peor aún, que este se encuentre en una fuerte crisis nacional. Tan solo una crisis doméstica de grandes proporciones en la isla, que es altamente probable dada la posibilidad de una transición en los próximos años, podría afectar la estabilidad y la seguridad regional en el Caribe. La inclinación del régimen cubano por iniciar semejante situación preocupante en el continente americano es simplemente el resultado de presiones internas para llevar a cabo ciertas maniobras tanto geopolíticas como diplomáticas. Resaltando el dilema para América del Norte y dividiéndolo en diversas dimensiones, doméstica, regional e internacional.
Sin duda alguna, México, Estados Unidos y Canadá necesitarán lidiar con la situación con cautela. Pese a que la actual crisis pueda durar unos meses, la posibilidad de que cualquier potencia norteamericana quiera quitar sus ojos de Cuba es baja, sino es que nula. Tan pronto Rusia consiga sus objetivos, o parte de ellos, se irá y con eso también los deseos por el régimen comunista de intentar sobrevivir, si es que eso busca mediante la presencia militar rusa en su país o si es que busca aumentar la necesidad de negociar su salida de la actual crisis nacional, lo que por sí solo también significaría un aumento en la atención por parte de los gobiernos norteamericanos en el desarrollo de la situación económica y política en la nación insular.
Sin embargo, aunque la gravedad de la situación sea seria, la realidad es que la actual crisis no refleja en su totalidad a la Crisis de los Misiles de Cuba de 1962. Los riesgos para Norteamérica no son los mismos y su oponente, en vez de demostrar fuerza, solo ha demostrado la inhabilidad de replicar tales circunstancias políticas globales. Lo que nos ayuda a comprender el posicionamiento de América del Norte frente a otras regiones en el mundo. Por un lado, los oponentes de Estados Unidos, aunque tengan cierta fuerza militar y capacidad económica o política, no han podido escalar los riesgos al grado de oponentes del pasado, como la Unión Soviética. Por otro lado, mientras que otras regiones cuentan con múltiples países con fuerzas militares considerables y estas jugadas técnico-militares pueden ser más comunes o fáciles de realizar dado el contexto geográfico-político*, éste no es el caso en Norte América. En términos geopolíticos, Cuba es de los pocos territorios en el Caribe con algún grado de importancia geoestratégica que puede ser explotada por potencias ajenas a la región — si es que Cuba no se encuentra dentro de la esfera de influencia de cualquier potencia norteamericana — para atentar contra la seguridad regional norteamericana a gran escala.
* Hace referencia a la organización de los Estados y las sociedades humanas en un determinado territorio.
Norteamérica no es una región que se enfrente comúnmente a estos retos geopolíticos por parte de potencias extranjeras. El hecho de que la amenaza rusa no haya escalado las tensiones al mismo ritmo que la crisis cubana de 1962, junto con el hecho de que la posición del régimen comunista cubano en el poder se encuentra endeble, son señales de que el panorama geopolítico internacional actual favorece a Norte América y de que pronto el escenario podría volverse aún más favorable para las potencias norteamericanas, inclusive para México.
La situación en Cuba con la flota rusa en el país caribeño si recuerda los riesgos de no controlar en su totalidad lo que sucede en el territorio americano, pero también es evidencia de que Estados Unidos y Norte América en general se encuentran mucho mejor posicionados que sus rivales o cualquier otra potencia internacional. Lo que realmente debería preocupar a la región no es la posible presencia de fuerzas extranjeras en la isla cubana, sino las posibles repercusiones de una crisis política nacional por una probable transición en Cuba en los próximos años. Tal evento invitaría a las potencias norteamericanas a reaccionar, en coordinación o por separado.
Referencias
Calvo, G. (2024, 20 marzo). El complejo entramado de las Fuerzas Armadas cubanas que podría hacer caótica una sucesión de poder en la isla. Infobae. https://www.infobae.com/america/america-latina/2024/03/20/el-complejo-entramado-de-las-fuerzas-armadas-cubanas-que-podria-hacer-caotica-una-sucesion-de-poder-en-la-isla/
Friedman, G. (2024, 12 junio). In Cuba, Russia Explores a Counter: Thoughts in and around geopolitics. Geopolitical Futures. https://geopoliticalfutures.com/in-cuba-russia-explores-a-counter/
Gámez, N. (2024, 11 marzo). Cuba acusa de corrupción a ex ministro y arresta a empresario privado en caso relacionado. El Nuevo Herald. https://www.elnuevoherald.com/noticias/america-latina/cuba-es/article286447880.html
Infobae. (2024, 8 junio). Cuba le agradece a China el donativo de tres parques fotovoltaicos. Infobae. https://www.infobae.com/america/agencias/2024/06/08/cuba-le-agradece-a-china-el-donativo-de-tres-parques-fotovoltaicos/
Oppmann, P., Stapleton, A., Bertrand, N., Britzky, H., Gudkov, S., & Tanno, S. (2024, 12 junio). Una flota rusa de cuatro naves de guerra, que incluye una fragata y un submarino nuclear, llega al puerto de La Habana. CNN Español. https://cnnespanol.cnn.com/2024/06/12/la-fragata-naval-rusa-llega-a-aguas-cuba-trax/
Sherwood, D. (2024, 14 junio). US attack sub, Canada navy patrol ship arrive in Cuba on heels of Russian warships. Reuters. https://www.reuters.com/world/americas/us-attack-sub-canada-navy-patrol-ship-arrive-cuba-heels-russian-warships-2024-06-14/
Stepanenko, K., Bailey, R., Evans, A., Hird, K., Barros, G., & Kagan, F.-W. (2023, 22 diciembre). RUSSIAN OFFENSIVE CAMPAIGN ASSESSMENT: DECEMBER 22, 2023. Institute For The Study Of War. Recuperado 14 de junio de 2024, de https://www.understandingwar.org/backgrounder/russian-offensive-campaign-assessment-december-22-2023