Un civil observa la entrega de ayuda humanitaria

Imagen por Código Nexus

Aterrizando la ayuda humanitaria

Entendiendo la política y diplomacia de los corredores humanitarios

Lejos de solo ser un acto de bondad y humanidad, la ayuda humanitaria tiene distintos objetivos políticos por detrás y múltiples retos por delante.

Por: José Enrique Aguirre y Ana Silvia Orduña

Por: José Enrique Aguirre y Ana Silvia Orduña

Tabla de contenidos

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Una cuestión que caracteriza a las relaciones internacionales en el siglo XXI es su dinamismo e inmediatez con la que se cuenta con información de lo que está pasando. Es una práctica del día a día en la que los hechos que están sucediendo alrededor del mundo se distribuyen como noticia que, idealmente, sirven para mantener una sociedad global informada, capaz de construir un criterio y tomar decisiones. En esta práctica está también un objetivo que acompaña los ya mencionados: la sensibilización. Y es que, con el bombardeo de información que llega diariamente, de diversas fuentes, y atendiendo un hecho tras otro, es posible que encontremos prácticas ya normalizadas, incluso conceptos que se toman por sentado. Atendiendo los sucesos recientes con relación a conflictos activos en el año 2023, y que sin duda requieren de aterrizar diversos conceptos y contextos, este breve texto tiene como propósito abordar una cuestión que se menciona constantemente en este rubro, pero cuyas cuestiones internas y paralelas pueden estar dadas por sentadas: la acción humanitaria y los corredores humanitarios. Existe toda una política y prácticas diplomáticas en torno a este ámbito. Como práctica que tiene bases en el Derecho Internacional, pero que implica la actuación —y cooperación— de una variedad de actores Estatales y no Estatales sujetos o no a dichas prácticas legales, resulta importante abordarla si se quiere formar un criterio sensible a los conflictos actuales. 

La ayuda y los corredores humanitarios

La ayuda humanitaria responde al primer impulso: ayudar a las víctimas de contextos emergentes y adversos. Éstos pueden ser causados por catástrofes naturales, conflictos armados y guerras. Incluso la asistencia a las personas víctimas del desplazamiento forzado por su camino, o brindar bienes y servicios a espacios territoriales que carecen del suministro de tales insumos ante incapacidades del Estado, es considerada ayuda humanitaria. Su condición principal, y que marca la diferencia frente a otros mecanismos de ayuda como la Cooperación Internacional para el Desarrollo, es la inmediatez con la que se debe presentar, ya que se contempla un margen de 72 horas después del suceso. Su objetivo principal es detener el sufrimiento, por lo que algunas visiones sobre esta práctica internacional tienen a proyectarlo a un corto plazo. Sin embargo, esto depende del proyecto, pues algunas soluciones y esfuerzos que se implementan a partir de un suceso disruptivo se llevan a cabo a largo plazo, como la reconstrucción de infraestructura. 

Dentro de esta dinámica internacional convergen diversos actores. Desde una división general (aunque siempre hay espacio para matices) se encuentra el sector Estatal y de Organismos Intergubernamentales (OI), y el ámbito privado y de organizaciones de la sociedad civil que incursionan en la acción humanitaria. Según Development Initiatives (2020), el ámbito Estatal y de OI — como la Unión Europea u oficinas desprendidas de Naciones Unidas, como la Oficina del Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR)— aportó 23.2 miles de millones de US dólares, y el sector privado apoyó con 6.4 miles de millones de dólares, de los 29.6 miles de millones del total de la asistencia humanitaria internacional en 2019. Las tendencias antes y después de este año responden a la misma dinámica. 

Desde la aportación de países, Sánchez (2007) lo describe como la respuesta pronta y adecuada del Estado a una percepción social de la solidaridad y la defensa de los derechos humanos, con el objetivo de contribuir a restablecer el orden y paliar el sufrimiento de las víctimas. Es interesante abordar el pensamiento de Sánchez respecto a la responsabilidad de los países por involucrarse en este tipo de prácticas: en el mundo globalizado de la actualidad, los conflictos y catástrofes afectan a todos, sucedan donde sucedan. En este entendido, la responsabilidad es global, trascendiendo incluso la acción estatal. En el ámbito de la asistencia humanitaria, se habla de la presencia privada que se manifiesta en grupos sin fines de lucro. Ryfman (2007) menciona que en este rubro caben desde los diversos componentes del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, hasta las asociaciones humanitarias que se constituyen como Organizaciones No Gubernamentales (ONG). Sobre estos actores se pueden reconocer fortalezas importantes, como intereses no condicionantes para los receptores de la ayuda y la confianza que de esto emana. Sin embargo, la incertidumbre frente a la sustentabilidad de los fondos y recursos pueden conducir a estas organizaciones hacia la mutación de su misión y visión, afectando su legitimidad.

Si al pensar en un corredor humanitario la mente remite a una imagen de una franja de personas trabajando bajo un mecanismo de eslabón, el concepto es acertado. Según ACNUR (2019) una de las claves que caracterizan a la ayuda humanitaria es el trabajo en cadena, desde los almacenes hasta las víctimas pasando por distintos eslabones. Esto se materializa en los corredores humanitarios, sobre todo en un contexto de conflicto armado. Estos espacios por donde se permite a los civiles abandonar la zona, a las organizaciones humanitarias brindar asistencia y a los heridos o enfermos ser evacuados, son pasos seguros basados en acuerdos entre las partes de un conflicto armado durante un tiempo limitado (Comité Internacional de la Cruz Roja, 2022). Sea que exista o no el acuerdo entre las partes, el Derecho Internacional Humanitario garantiza la protección de las personas y la posibilidad de acción a quien asiste. 

La política detrás de lo humanitario

Como fue mencionado anteriormente, los Estados incursionan en la acción humanitaria respondiendo a la responsabilidad global. Sin embargo, es pertinente cuestionar dicha motivación ya que la posición que se toma en el sistema internacional —sea un actor estatal o no— va a responder a la construcción histórica de su identidad y a la construcción de los valores globales establecidos. Sobre esto, es necesario aterrizar dos cosas. Uno, muchos de los países con mayor capacidad de brindar la asistencia son países conceptualizados como del ‘Norte-global’. Éstos son los Estados que se encuentran en una etapa avanzada de desarrollo, situación que ha sido posible por encabezar la consolidación de un sistema de producción internacional (ahora global) de carácter capitalista. 

El presidente chino Xi Jinping y la primera dama aterrizaron en Bali, Indonesia, para asistir a la Cumbre APEC de 2013. (Fuente: APEC 2013 vía Flickr)

Visiones críticas podrían establecer vínculos de responsabilidad a partir de este escenario. Si los países desarrollados se han consolidado como tal, fue a partir del aprovechamiento de los recursos y la apertura de mercados en países ahora considerados en desarrollo (usualmente del Sur-Global). La falta de infraestructura para hacer frente a los golpes de desastres naturales, las fallas estructurales en las instituciones gubernamentales o la inestabilidad en un territorio que resulte en conflictos, pueden ser asociadas con la construcción y presencia histórica de los países con mayor participación en la dinámica de la asistencia humanitaria, siendo para 2019 el principal país Estados Unidos, seguido por Alemania, Reino Unido, la Unión Europea; y los principales receptores de la ayuda: Yemen, Siria e Irak (Development Initiatives, 2020).  

De la mano con esta visión crítica, se observa que la construcción de los valores globales y las prácticas que emanan de ellas son establecidas a partir del pensamiento hegemónico y Occidental. Es importante aclarar que las intenciones políticas más allá de la asistencia humanitaria no son limitadas para los países ya señalados. La presencia china en las regiones de África, Asia y América Latina, incluyendo su acción de corte humanitaria, debe ser entendida desde la proyección de la política exterior de China, a la par de sus instrumentos en materia de comercio, inversión y geopolítica. Para Occidente, que China no condicione su asistencia a qué estándares internacionales de derechos humanos, laborales y medioambientales sean respetados, reduce las oportunidades de disminuir la corrupción y mejorar la gobernanza en las zonas receptoras (Samy, 2010). 

El hacer estos señalamientos no tiene como objetivo desestimar la necesidad y efectividad de los mecanismos humanitarios, pero sí remite a cuestionar qué hay detrás de las motivaciones, principalmente cuando los Estados son los principales actores que brindan la asistencia y formulan los estándares internacionales de la práctica. Así, los valores que sustentan a la acción humanitaria internacional son reforzados a partir de los mecanismos institucionales y normativos. Sin embargo, conforme el derecho internacional se ha desarrollado, las pautas que encaminan la acción humanitaria también se han adaptado, respondiendo a las necesidades y límites que son necesarios acotar. Por ejemplo, trasladar el principio de la no injerencia a la cuestión humanitaria. 

Quien se adentra en las prácticas de la ayuda humanitaria debe tomarlo en cuenta independientemente de su sector, pues cualquier intervención humanitaria en sí, supone una vulneración del principio de no injerencia en los asuntos de otro país, señala Sánchez (2007). El autor refiere a que, desde las Naciones Unidas se ha buscado reformular estos principios para entenderlo como una ‘responsabilidad de proteger’, y explica que esto implica que los países “tienen la responsabilidad de proteger a sus propios ciudadanos de los desastres, pero que si no quieren o no pueden hacerlo, esta responsabilidad debe ser asumida por la comunidad internacional” (2007, p.59), lo que deja un amplio espacio de acción para los demás actores, siguiendo sus propias motivaciones. 

Estos espacios usualmente son negociados entre Naciones Unidas, también participando la iniciativa de las autoridades locales. Sin embargo, los corredores humanitarios, por su naturaleza, serán espacios frágiles y susceptibles a cambios abruptos, o a ser canales para cuestiones alternas dependiendo de los intereses de los actores que accedan.  Penke (2022) menciona que los abusos políticos y militares son riesgos latentes. Un corredor se puede prestar para que los combatientes introduzcan armas y combustible de contrabando. En la dinámica de guerras y conflictos armados, es necesario puntualizar que los actores obligados a asumir la normativa del Derecho Internacional Humanitario, son los Estados. Grupos armados paralelos o contrarios a los gobiernos no son sujetos a las leyes internacionales, siendo este un hueco en la dinámica humanitaria internacional, pues el cumplimiento por parte de estos actores dependerá de su propio posicionamiento dentro de las relaciones y objetivos del conflicto. 

Civiles palestinos caminan kilómetros en el paso de Rafah durante un retraso en las operaciones del cruce palestino-egipcio la última vez que fue abierto legalmente el cruce fronterizo en junio del 2007 (Fuente: Laila El-Haddad vía Flickr)

Otra cuestión que requiere de ser observada, y depende en gran manera en la conducción política y diplomática entre todos los actores implicados en un corredor humanitario, es en relación a compartir la verdad. El espacio humanitario también puede significar acceso para observadores, organizaciones no gubernamentales y periodistas para documentar los crímenes que puedan estar sucediendo bajo el conflicto. Sin embargo, el cumplimiento de este objetivo por parte de externos deberá conducirse con extremo cuidado, pues como lo plantea el Comité Internacional de la Cruz Roja según Slim (2019), ‘contar la verdad’ será muy diferente a ‘gritar la verdad’, remitiendo a los valores éticos que conducen la política humanitaria: discreción y prudencia. La importancia de esta pauta recae en la posibilidad de que compartir información puede traer represalias e incrementar la vulnerabilidad de las comunidades afectadas y de los trabajadores y trabajadoras humanitarias. Desde otra perspectiva, se argumenta que muy pocas situaciones estarán justificadas para no documentar y compartir las realidades observadas en las zonas de guerra o conflicto. 

Conclusión

Abordar perspectivas alternativas o críticas sobre la acción humanitaria y los corredores humanitarios en contextos de conflictos armados, es de importancia cuando se abordan los huecos en la teoría y en la normativa, así como en la práctica de esta cuestión. De la reflexión sobre el alcance de la práctica humanitaria global, es posible que, desde la trinchera de consumidores de noticias internacionales, se logre articular una posición crítica pero sensible a las cuestiones que, lamentablemente, suceden día a día. La paz internacional actual en realidad es relativa, pues en puntos exactos del planeta están sucediendo crímenes contra la humanidad, siendo o no cubiertas por los noticieros y fuentes de información masivas. Ser conscientes de la dinámica en torno a la asistencia humanitaria, con todas las realidades y matices implicados, permiten un panorama más amplio del mundo en que se habita, siendo consumidores de información, tomadores de decisiones y/o informadores. 

ACNUR (2019, 5 de agosto). Ayuda humanitaria, la única forma de sobrevivir para millones de personas. UNHCR ACNUR La Agencia de la ONU para los Refugiados. https://eacnur.org/es/actualidad/noticias/eventos/ayuda-humanitaria-la-unica-forma-de-sobrevivir-para-millones-de-personas 

Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) (2022, 3 de junio). Cómo funcionan los corredores humanitarios para ayudar a las personas en zonas de conflicto. CICR. https://www.icrc.org/es/document/como-funcionan-corredores-humanitarios-ayudar-personas-zonas-conflicto 

Development Initiatives (2020). International humanitarian Assistance Report 2020. Global Humanitarian Assistance. https://devinit-prod-static.ams3.cdn.digitaloceanspaces.com/media/documents/Global-Humanitarian-Assistance-Report-2020.pdf 

Penke, M. (2022, 5 de marzo). ¿Qué son y para qué sirven los corredores humanitarios? Deutsche Welle. https://www.dw.com/es/qu%C3%A9-son-y-para-qu%C3%A9-sirven-los-corredores-humanitarios/a-61029787 

Ryfman, P. (2007). Organizaciones no gubernamentales: un actor indispensable de la ayuda humanitaria. International Review of the Red Cross. https://www.icrc.org/es/doc/assets/files/other/irrc_865_ryfman.pdf 

Samy, Y. (2010). China’s Aid Policies in Africa: Opportunities and Challenges. The Round Table, 99 (406), 75-90. 

Sánchez, J. (2007). El Marco Jurídico de la Ayuda Humanitaria. Universidad de Salamanca- Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional. 

Slim, H. (2019). Humanitarian Diplomacy: The ICRC’s Neutral and Impartial Advocacy in Armed Conflicts. Ethics & International Affairs, 33(1), 67-77. https://www.cambridge.org/core/services/aop-cambridge-core/content/view/061EEC4D156FC24150751A27EBE05973/S0892679418000904a.pdf/humanitarian-diplomacy-the-icrcs-neutral-and-impartial-advocacy-in-armed-conflicts.pdf 

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