La escasez de materias primas y otros componentes tecnológicos, derivada de la afectación de las cadenas de suministro a causa de la pandemia del Sars-CoV-2, ha sumido a la industria automotriz en una de las mas graves crisis por la escasez de microchips.
Dicha escasez, que un principio se calculaba debería estar resuelta para mitad de este 2021, podría llevar a pérdidas cercanas a los 60,000 millones de dólares, tan solo en este año.
Algunos expertos calculan que la falta de esos dispositivos electrónicos, o microchips, seguirá en el 2022, debido a que no existen indicios de que los fabricantes asiáticos estén produciendo o exportando más, pero lo peor podría estar por venir, debido a las consecuencias que ya enfrentan los consumidores por la crisis.
Desde el 2020 los clientes han visto un incremento en los precios de vehículos nuevos por encima del 15%, y en los usados un impresionante 45.2% en el último año, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de EEUU, BLS.
Expertos aseguran que ésta crisis “ha llegado a su pico” y que la situación va a mejorar, pero el problema no estará resuelto a finales del 2021 y podría prolongarse hasta el 2023, pero los más pesimistas auguran un largo periodo de recuperación.
Problemas al consumidor
Los altos precios en los vehículos nuevos radican en el bajo inventario de los concesionarios, provocado por el considerable descenso en la producción, por lo que, además, su compra puede tardar meses en llegar, sobre todo en los vehículos de mayor demanda, como lo son la GMC Sierra 1500, el Toyota Tacoma, el Mercedes-Benz G-Class o el Toyota RAV4 Hybrid, entre otros modelos y marcas.
El Covid-19
Con la necesidad del trabajo a distancia y las restricciones de movilidad, la venta de vehículos se desplomó en todo el mundo y con ella la demanda de chips del sector.
Los fabricantes de chips vieron frustrados sus planes de crecimiento en la industria automotriz y apostaron por los dispositivos electrónicos, destacándose que la demanda de semiconductores para computadoras aumentó un 11%, frente al pronóstico de un crecimiento nulo antes de la pandemia.
Para otros dispositivos, como los teléfonos celulares, la demanda creció un 10%, seis puntos más de lo esperado.
Este giro ha perjudicado a las armadoras; justo cuando querían acelerar su producción no tienen lo que necesitan.
Y qué pasa en México
A pesar de que México ya cuenta con plantas ensambladoras con tecnología de punta, el país no produce sus propios chips.
La industria mexicana esperaba que para estas fechas el suministro ya se hubiese normalizado, pero los problemas continúan y ahora prevén que la solución se retrase hasta inicios de 2022, en el peor de los casos. Las esperanzas están puestas en que los fabricantes de microchips aumenten la producción y que, al mismo tiempo, la demanda de aparatos electrónicos disminuya con la vuelta a las oficinas y el fin de las restricciones de movilidad.
La producción y exportación de autos ensamblados en México cayó mas de 20 por ciento en julio, debido a la suspensión de operaciones de algunas
empresas, causada por la escasez de semiconductores en el mundo.
En julio se ensamblaron en México 221 mil 843 autos, 26.5 por ciento menos a lo reportado en el mismo mes del 2020.
Afectaciones
A nivel mundial, grandes marcas de automóviles han comenzado a sufrir las consecuencias por la escasez de microchips, Toyota se vio obligada a recortar su producción a nivel mundial, prevista para septiembre, en un 40% con respecto a su plan anterior, según reveló el diario Asia Nikkei.
Renault también había suspendido en el mes de mayo su producción en Brasil por diez días a raíz de esta situación. Según Boston Consulting Group, BCG, este año el sector tuvo pérdidas en producción de entre 5 a 7 millones de vehículos.
General Motors anunció que dejaría de fabricar camionetas a partir de agosto por la escasez de los microchips y reportó una caída en sus exportaciones de 44.5 por ciento.
Ford y Stellantis (fusión de Fiat Chrysler y PSA Peugeot) se han visto obligadas a reducir casi a la mitad sus producciones.Ford cerró temporalmente algunas fábricas y reportó una caída de 47.3 por ciento, mientras que en sus exportaciones reportó una baja de 75.7 por ciento.
Nissan tuvo que retrasar la salida de su nuevo ‘crossover’ 100% eléctrico Ariya, y Tesla, que se ha visto frenada por la escasez de bolsas de aire y cinturones de seguridad, concibió programas para utilizar nuevos compuestos, señaló su líder Elon Musk.
Tesla logró eludir la escasez reescribiendo parte del software de sus coches para admitir semiconductores alternativos.
Aunque los clientes vuelven poco a poco a los concesionarios, Mercedes y BMW tuvieron que suspender temporalmente la actividad en varias fábricas para resistir la crisis de los microchips.
Jaguar-Land Rover advirtió que esta escasez podría reducir a la mitad sus ventas en el tercer trimestre.
Volkswagen señaló que también redujo su pronóstico de ventas y reportó una caída de 52.4 por ciento, mientras que en sus exportaciones la caída fue de 64.5 por ciento.