Elecciones Parlamentarias en Europa

Introducción

El 2024 bien podría ser nombrado un año democráticamente intenso. En más de 50 países alrededor del mundo han tenido o tendrán elecciones de todo tipo en este año, movilizando alrededor de 4.000 millones de personas en territorios que concentrarían a la mitad de la población mundial (Leis, 2024). La relevancia de los ejercicios electorales radica en que proyectan el estado de las cosas de manera localizada, regional y global. Dan claros indicios de los desgastes institucionales, de las tendencias ideológicas, de los balances entre fuerzas políticas, y de las preocupaciones de las sociedades. La actualidad presenta importantes retos compartidos que recaen en los temas más polémicos y polarizados como el cambio climático, y las responsabilidades en términos de mitigación y adaptación , las migraciones humanas, el encarecimiento de la vida, el avance de las tecnologías, la fragilidad del comercio y las cadenas productivas, y las actuales guerras activas.

Dichos temas preocupan y movilizan a las fuerzas políticas de países a nivel doméstico de tal manera que las contradicciones internas se hacen más evidentes, motivadas por el ejercicio democrático. Es por eso que el caso del bloque europeo resulta de especial interés y relevancia cuando se analiza desde la particularidad del modelo de la Unión Europea (UE). El bloque que representa a más de 500 millones de personas llevó a cabo las elecciones parlamentarias en junio del 2024. Los pronósticos en torno a este ejercicio democrático conjunto ya apuntaban con previa anticipación sobre el fortalecimiento de la extrema derecha en la región, lo cuál fue atinado y efectivo. El presente artículo buscará en un primer momento aterrizar la dinámica del Parlamento Europeo para entender su papel como uno de los pilares de la UE. Después se abordará los observado en las elecciones para así entender sus implicaciones en una proyección interna como externa al bloque. Aterrizando así el panorama actual de una de las potencias regionales del mundo, cuyo peso geopolítico y económico le permite conducir, en cierto grado, la política global.

Un parlamento común

El Parlamento Europeo es la institución de la Unión Europea que representa a los y las ciudadanas de los países miembros. Tiene elecciones cada cinco años, cuando cada Estado miembro elige a un número de diputados y diputadas en función de la población que representa cada Estado miembro (European Commission, 2022). Depende del sufragio directo, es decir, que los electores escogen a los elegidos sin la mediación de personas interpuestas (Diccionario Panhispánico del español jurídico, 2023). En el Parlamento Europeo, la mayor parte de los diputados son miembros de un partido político nacional del país de origen. Pero se organiza conforme a grupos políticos independientemente de las nacionalidades de las personas representantes.

Se dice que es un brazo legislativo de la UE, por lo que el Parlamento se encarga de aprobar, modificar o rechazar la legislación de la UE. Comparte esta encomienda con el Consejo Europeo, y juntos revisan las propuestas de la Comisión Europea. Además de ser autoridades presupuestarias de la UE con capacidad de influir en el gasto del bloque. El Parlamento también puede decidir sobre acuerdos internacionales, ampliaciones de la UE, y elegir al presidente de la Comisión al pasar una propuesta de los Estados miembros (European Commission, 2022).

La Comisión es políticamente responsable ante el Parlamento, quien a su vez supervisa el trabajo del Consejo cuando los diputados formulan de manera regular preguntas a éste. Es por eso que se le reconoce un poder de control democrático (Parlamento Europeo, s.f.). También examina las peticiones de la ciudadanía y crea comisiones especiales de investigación. No participa directamente en la formulación de la política exterior común de la UE, pero sí aporta ideas a las cumbres de las que la UE es participante sobre temas en específico.

De aquí la relevancia de las elecciones al Parlamento Europeo, pues como órgano que posiciona a la ciudadanía de los diversos países agrupados por fuerza política, representa un peso en la conformación de la dinámica europea. El Parlamento, al tener una responsabilidad central legislativa, tiene la capacidad de dirigir el curso de las leyes que afectan a los países, a las pequeñas comunidades, a empresas grandes y emergentes, con proyección local, regional y global (El Heraldo, 2024). Sin duda, la región europea también observa en su interior las tensiones del siglo XXI que complejizan la dinámica entre los miembros de la UE. La vía que propone el mecanismo del Parlamento Europeo conduce a la superación de esas fracciones nacionales, aunque refuerza aquellas fragmentaciones políticas.

Los resultados, las nuevas derechas

Con una participación electoral estimada en 51% (BBC News Mundo, 2024), los resultados de las elecciones del Parlamento de la UE han llamado la atención por visibilizar el estado del tablero europeo. La centroderecha europea reforzó su mayoría en el Parlamento, mientras que los partidos de extrema derecha conquistaron nueve escaños (BBC News Mundo, 2024). Maihold (2024) explica que en diferentes países de la UE se han corrido los pesos relativos de las fuerzas políticas que dan un giro a la derecha, principalmente en Francia, Italia, Austria y Alemania. Añade que esto es un reflejo de las dinámicas sociales en el bloque europeo, en la que la ciudadanía quiere ver prioridad de los temas del ámbito nacional. Sin embargo, el Partido Popular Europeo (PPE), una vía política de centro, fue el partido con mayor respaldo democrático de manera individual (Picheta, 2024). Los grupos de izquierda, principalmente los Verdes, observaron un importante desplazamiento en los escaños que ocuparán en el Parlamento Europeo, principalmente desde el frente de Alemania y Francia, países con grandes capacidades políticas y comerciales dentro de la dinámica de la UE en su conjunto.

Maihold (2024) explica sobre las implicaciones internas del Parlamento con este giro a la ultraderecha: la radicalización de las alianzas podría alterar la coalición de centro de populares y socialistas ligados a los liberales y verdes. Aunque añade que, con el ascenso de la extrema derecha, podría ser posible observar una alianza con los populares. Picheta (2024) por su parte recuerda que, aunque las fuerzas políticas de derecha se hayan fortalecido en estas elecciones, será necesario que los partidos representados en el Parlamento deberán trabajar para construir un consenso si quieren maximizar su ‘amenaza política’. Por su parte, la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen pidió a sus aliados políticos que ayuden en la protección de los partidos extremistas (Picheta, 2024). La presidenta, cuyo partido PPE es el que continúa con una mayoría en el Parlamento, aspira a un segundo mandato de cinco años. Sus preocupaciones siguen siendo pro europeas, pro Ucrania y pro Estado de derecho (Picheta, 2024).

La política interna de algunos países se vio alterada cuando los resultados evidenciaron la presencia reforzada de grupos antes marginales, como es el caso en Francia, donde se anunciaron nuevas elecciones ante el desplazamiento del partido de Emmanuel Macron frente a la ultraderechista Agrupación Nacional (Picheta, 2024). Fue también el caso en Bélgica, donde el primer ministro, Alexander De Croo dimitió cuando su partido fue desplazado en las elecciones parlamentarias nacionales y europeas, agrega Picheta. Por su parte, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, reforzó su posicionamiento y la de su partido nacional Hermanos de Italia de corte derechista. La observación de Picheta sobre la primera ministra resulta relevante y descriptiva de la forma en que se podrán conducir las relaciones entre las instituciones europeas en el contexto actual: Meloni se ha conducido de forma pragmática, siendo aliada Ursula von der Leyen, partidaria de Ucrania, con una postura firme en materia de migración. 

Es importante entender que en el contexto del mundo interdependiente en el siglo XXI, las fuerzas políticas nacionales y regionales traspasan fronteras y trascienden las regiones. Será interesante ver las interacciones de la UE con los liderazgos latinoamericanos, que por el momento, se posicionan en mayoría en la izquierda, México, Brasil, Chile, entre otros. Sin embargo, las fuerzas de la extrema derecha latinoamericana siguen presentes, como es el caso de la Argentina de Javier.

Milei. Maihold (2024) explica que podrá generarse una nueva politización de las relaciones entre Europa y América Latina bajo signos extremistas.

Proyectos como el Acuerdo de Asociación entre la UE y el MERCOSUR podrán tomar un giro interesante por la influencia que el Parlamento, en su conformación actual, tenga frente a las demás instituciones centrales de la UE. Justo los últimos movimientos en torno al acuerdo han evidenciado la continuidad en las fricciones entre fuerzas políticas, falta de voluntades y visiones críticas de mandatarios. A la relación de la UE con América Latina, se añaden factores exógenos a esta relación, en la que China se posiciona de manera relevante principalmente en el ámbito del acceso a recursos primarios.