La constante amenaza por el cambio climático y los eventos naturales catastróficos que éste ocasiona, la insuficiencia de energía y las restricciones que persisten por el COVID-19, mantiene la preocupación entre los gobiernos del mundo y uno de los que está tomando acciones al respecto y ha generado preocupación por sus declaraciones, ha sido el gobierno de China, quien recientemente giró la indicación a sus ciudadanos para prepararse ante la posibilidad de una marcada escasez de suministros.
Como era de esperarse, la noticia ha generado inquietud e incertidumbre en distintas partes del mundo, pues se cuestiona la necesidad de que las familias se abastezcan de alimentos y artículos básicos de reserva en caso de emergencia.Se ha hecho hincapié en la necesidad de conservar la estabilidad de los precios y procurar la disponibilidad de verduras y alimentos esenciales, al menos durante el invierno y la próxima primavera. Sin embargo, el descontento se hace notar y los habitantes del país oriental se muestran desconfiados y temerosos. Mientras tanto, la prensa especula acerca de la tensión entre Beijing y Taipei como un importante motivo en la situación.
Restricciones
A pesar de que los países del mundo relajan sus restricciones sanitarias y promueven la normalización de la existencia del virus, China mantiene estrictas políticas de convivencia y desarrollo de la actividad económica. Es sabido que con un solo caso detectado, han virado el semáforo a rojo deteniendo cualquier tipo de movimiento social. Se considera incluso, que el desbordado esfuerzo por frenar los contagios de coronavirus podrían ser causa del incremento en el costo de los alimentos.
Wang Hongcun, funcionario de la Oficina de Comercio Municipal de Beijing, declaró públicamente que el costo de transitar entre regiones podría aumentar debido a las estrictas medidas de contención. Agregó que los precios de algunas verduras en la capital del país se habían disparado un 50% más en octubre. A esta información debe agregarse que la escasez general de carbón ha causado problemas en la agricultura de invernadero, al aumentar el costo de la calefacción y la energía.
Medidas drásticas
Las autoridades aseguran contar con un plan de acción animando a los ciudadanos a racionar inteligentemente la comida y denunciar restaurantes que pudieran desperdiciarla o que busquen sancionar a los comensales que dejan sobras excesivas. Por su parte, el Ministerio de Comercio instruyó a las autoridades locales en prepararse para el invierno firmando contratos a largo plazo con proveedores de productos agrícolas, así como comprando verduras que se puedan almacenar.
¿Qué pasa en EEUU?
En Estados Unidos la realidad no es muy diferente, familias de todo el país enfrentan la crisis en la cadena de suministros, falta de alimento, retraso en entregas de mercancía y aumentos de los precios en la industria automotriz. Una encuesta publicada por Impact Genome y The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research reveló que el 23% de los estadounidenses experimentó problemas de alimentación el año pasado, y que el 37% recibió algún tipo de ayuda alimentaria de organizaciones sin ánimo de lucro o del gobierno.
La falta de comida no sería el problema, si no la pausa en los barcos de carga, la falta de mano de obra y camiones de transporte que incluso complica el empaquetado de productos alimenticios. Los precios al consumidor están subiendo al ritmo más rápido en 12 meses desde 2008. La cantidad de productos que se agotaron para la venta en internet ha aumentado un 172% en comparación con enero de 2020, según Adobe Analytics.
Escasez
Anteriormente, los bancos de alimentos contribuían entregando paquetes alimenticios a familias necesitadas, sin embargo, las donaciones que usualmente recibían disminuyeron sobre manera dificultando cubrir la cantidad de personas que integran las estadísticas, pues la demanda se ha cuadruplicado desde el inicio de la pandemia. La preocupación gira principalmente en torno a las generosas comidas comunitarias acostumbradas en el Día de dar Gracias y Navidad, pues estará en riesgo su realización.
En las escuelas la situación es igual de grave, las entregas de alimentos sufren retrasos y cancelaciones. Por ejemplo, en el distrito escolar de Filadelfia se registró un falló en el proveedor de alimentos que los obliga a sortear los menús diarios que, se vuelven insuficientes y se reflejan como una carga económica para las familias, que se ven en la necesidad de redoblar esfuerzos para alimentar a sus hijos en casa de manera completa.
Distritos escolares de todo Estados Unidos se enfrentan a los mismos problemas de suministro. En las escuelas públicas de Cincinnati faltan hasta 20 alimentos cada semana; las escuelas de Denver no encuentran suficiente leche y las escuelas públicas de Dallas están añadiendo más alimentos para comer con los dedos, como pollo frito, porque no pueden conseguir suficientes utensilios. Lo anterior representará una repercusión en el control de la nutrición de niños y adolescentes al no contar diariamente con alimentos saludables.
Medidas
Entre las medidas tomadas para disminuir la problemática, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos está enviando US$ 1.500 millones a las escuelas para combatir la escasez de alimentos. Mientras que el gobierno concede exenciones que permiten a las escuelas encontrar sustitutos rápidos cuando no hay productos alimenticios más nutritivos disponibles. Con esas medidas, se busca mediar los efectos negativos que el desempleo y la crisis derivada de la pandemia han tenido en las familias de escasos recursos, ya que definitivamente, la comida es el elemento más importante en cada hogar.
Al final, son las familias las que, basadas en lo que acontece en sus lugares de residencia y el país en general, en cuestión de escasez de productos y alza de precios, deben valorar la necesidad o no de elaborar un plan ordenado para abastecerse de productos para su uso a corto y mediano plazo, sin caer en compras de pánico que solo contribuirían a agravar el problema o acelerar la escasez de suministros a nivel mundial.
