Las mujeres iraníes salieron a las calles y no solo han demostrado su inconformidad con el régimen islamico iraní, sino también han dado a conocer problemas estructurales dentro de Irán, que ayudan a comprender hacia dónde se está encaminando el régimen y su sistema político actual.
La cruel muerte de Mahsa Amini ha desencadenado una ola de protestas de las y los iraníes, que exigen un cambio en su nación para poder progresar y vivir con dignidad y seguridad en su propio país. Lamentablemente, puede que el régimen islamista perdure en el poder, por ahora. Se tendría que analizar la historia de la nación e identificar los ciclos del país para tener un mejor panorama de cada cuando se suscitan cambios estructurales y sistémicos en la nación. Pero el enfoque de este artículo no será eso sino el impacto geopolítico en la región que tienen como escenario las protestas.
Para esto es especialmente importante las oportunidades que señala Bokhari (2022, s/p) en su artículo publicado en Geopolitical Futures. Ya que señala cómo la nación persa se ha distraído de los asuntos externos en el Máshrek y el Cáucaso.
Las repercusiones geopolíticas
Las marchas de las mujeres iraníes han creado caos para el régimen en el país. Esto ha llevado a que tenga que reinvertir su enfoque al interior de la nación y dejar de enfocarse en combatir sus oponentes geopolíticos en la región del Medio Oriente como Turquía, Estados Unidos o Arabia Saudita. Las marchas no han cesado y siguen en pie en 2023, recientemente el ayatolá, Ali Khamenei, ha cambiado al jefe de la Policía Nacional iraní, en respuesta a las protestas, de acuerdo con un reportaje de Infobae (2023, pár. 1). Las ejecuciones publicas solo han empeorado las cosas para el régimen, las cuales no han disuadido, sino enfurecido a los protestantes. El hecho de que hombres y mujeres estén marchando en unidad a la escala que lo han estado haciendo y que las protestas solo se han ido expandiendo a diversas regiones del país, ha llevado a que el gobierno se encuentra ante una seria crisis interna.
Esto significa que el gobierno tenga que invertir tiempo y recursos para lidiar con las protestas de nivel macro en el país. Esto ha abierto la puerta a que sus principales rivales, como Turquía, puedan ganar mucho terreno, incluso Azerbaiyán empieza a preocupar a Teherán. Turquía ha empezado a dar a conocer sus intereses de expandir su zona de control en Siria, al sur, para lidiar con los kurdos, quienes controlan el norte del país árabe. Las recientes operaciones aéreas son prueba de que los turcos se sienten más seguros de actuar en Siria.
Con Rusia distraída en Ucrania, e incluso regresando mercenarios del Grupo Wagner y retirando armamento como los sistemas de misiles S-400 de Siria, solo refuerza la posición turca. Más aún, Rusia ha contratado mercenarios sirios, quienes pertenecen principalmente al régimen de Asad. La nueva ley sobre la obtención de la ciudadanía rusa, al realizar un contrato de un año con las fuerzas armadas rusas, básicamente ha llevado a la creación de legiones extranjeras del país (El Estado Duma, 2022, s/p). Eso disminuirá aún más el personal con el cual contará Bashar al-Asad en el país.
Mientras tanto, las fuerzas iraníes que actúan como el brazo armado extranjero de la Guardia Revolucionaria Iraní, las Fuerzas Quds, no estarán en posición para recibir mucho apoyo por la situación interna en Irán. Esto los dejará vulnerables ante la ofensiva turca. Claro, esto no significa que las Fuerzas Quds no serán un obstáculo significativo y peligroso para las fuerzas turcas y cualquier enfrentamiento pondría a ambas naciones en una encrucijada peligrosa en el país. Pero Turquía recientemente ha estado dando a entender que ya no teme seguir presionando a sus adversarios regionales. El país, por su rol en la crisis ucraniana, ha imposibilitado cualquier respuesta por parte de Washington. Los rusos ni se diga sobre algún intento de evitar que los turcos se expandan en Siria, por su ocupación con los ucranianos.
Mientras tanto, Bokhari (2022, párr. 8-9) señala que los “disturbios domésticos se han expandido a las partes étnicas azerís, en el noroeste de Irán, cerca de la frontera con Azerbaiyán”. Esto es problemático, especialmente por la fuerte cooperación azerí-turca que llevó a la victoria decisiva de Bakú frente Armenia. Irán básicamente se encuentra flanqueado por Turquía y un Azerbaiyán empoderado al norte.
Todo esto significa que la nación persa se encuentra ante la peligrosa posibilidad de perder terreno en el Medio Oriente. Incluso podría perder aún más terreno en el norte de África, ante los intereses saudís y de sus aliados, quienes han invertido grandes cantidades para revertir los resultados de la Primavera Árabe.
La ironía iraní
Cáusticamente el gobierno iraní se había posicionado como el poder antiestatus quo del Medio Oriente y el Norte de África (MONA), apoyando los movimientos revolucionarios, es decir los movimientos democráticos. Claro, en el panorama macro político, Irán es un país mucho más liberal que Arabia Saudita, tanto política como institucionalmente. Pero el país ahora es víctima de lo que promovía en el exterior en el MONA. La nación persa ahora se encuentra en medio de protestas que son antiestatus quo y buscan un cambio, no solo social sino político y estructural. Especialmente porque cualquier cambio significativo significaría que se tendría que cambiar la estructura institucional de la nación.
El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (IRGC por sus siglas en inglés), la policía de la moral y el Consejo de los Guardianes, fueron instituciones creadas para que el régimen islamista pudiera tener control sobre las otras instituciones, como las Fuerzas Armadas y el parlamento. Ali Vaez, director del Proyecto Irán en el International Crisis Group, señala en una entrevista con Vox News (2023, s/p) que el ejército, aunque técnicamente este bajo el control del régimen, no es de confianza, debido a que fácilmente declaró neutralidad durante la revolución islámica y dejó el régimen del Sah caer. Esta falta de confianza llevo a la creación del IRGC.
Por ello es que las protestas crean una demanda revolucionaria, ya que sería imposible contar con un Irán más progresista sin estas instituciones al frente del estado iraní. Esto ha llevado a muchas preocupaciones dentro de Teherán sobre la situación interna. Las repercusiones externas son graves y seguramente, de no controlar las protestas en el próximo mes, sino es que los próximos meses, podría llevar a un perdida geopolítica grave frente a Turquía y Arabia Saudita, que podría redoblar sus esfuerzos en el Norte de África.
Las mujeres iraníes, al demandar un cambio progresista en su nación, han desencadenado una serie de posibilidades geopolíticas en el MONA. El régimen iraní ahora es víctima no solo de una fuerte inestabilidad causada por su actuar represivo, algo que había llevado al fin del régimen monárquico del Sah y varios oponentes regionales del país en el MONA, sino que también se podrá convertir en victima de la geopolítica regional en medio de un mundo en cambio.
Irán, el 2023 y el futuro
Las actuales protestas en Irán preceden las protestas masivas en el 2019, por los precios de la gasolina en el país. Por ende, el descontento social en la nación ha llegado a niveles bastante altos. Pero será importante ver como impactan a Irán los cambios y las crisis que se presentarán o empeorarán este año. Una fuerte recesión azotará el mundo este año y tendrá una gran probabilidad de empeorar drásticamente conforme pasan los meses.
Pero el gobierno iraní se enfrentará posiblemente a una disminución significativa en el precio del petróleo, que ya han disminuido. Esto afectara su principal fuente de ingresos y podría tener el efecto de echarle leña al fuego en cuanto a las actuales protestas. La respuesta del gobierno, la cual no ha sido buena, determinará qué tanto empeore su situación en 2023. El régimen probablemente no cambie en 2023, pero las protestas actuales se están llevando acabo para exigir un cambio en el sistema político del país, muy diferente a otras protestas en Irán u otros países como Estados Unidos o México, las cuales son a favor de reformas y en contra de dificultades económicas o sociales.
En Estados Unidos, el movimiento conocido como ‘Black Lives Matter’, exigía una serie de reformas dentro de las instituciones de seguridad pública y, a lo mucho, reformas económicas para revertir los resultados del racismo sistémico en el país. Las protestas feministas en México también exigieron reformas en el área de seguridad pública y el educativo, también en el ambiente económico, pero para revertir los efectos de la brecha salarial. Incluso las protestas en Irán en 2019 no exigieron un cambio de gobierno, sino eran marchas más que nada en contra del alza en los precios de gasolina, pero sus exigencias no requerían de un cambio político estructural en el país. Seguramente el régimen ya tiene sus años contados. Políticamente existen las instituciones con las cuales se podrían lograr cambios, si se fuera a crear un consenso nacional o un movimiento coordinado, específicamente haciendo referencia al ejército, el parlamento y la presidencia.
Las razones por las que el régimen autoritario y unipartidista del PRI se vino abajo no fue porque el pueblo mexicano así lo quiso, necesariamente. Sino fue porque el sistema político mexicano experimentó una ola de cambios estructurales e institucionales dentro del gobierno y las instituciones, tanto públicas como privadas, que manejaban al país. La ola de tecnócratas que llegaron al poder con Miguel de la Madrid empezó a dominar las dependencias del gobierno. De pronto instituciones como el Banco de México y las Fuerzas Armadas mexicanas ya contaban con tecnócratas cuyo objetivo era simplemente ocupar sus puestos y encargarse de sus trabajos y no mantener el régimen. El cambio dentro de estas instituciones permitió que el régimen simplemente se quebrantará sin la necesidad siquiera de protestas masivas o el uso de la violencia. Claro, Irán es un país con instituciones y en una situación política diferente, pero eso no quita que un cambio revolucionario pudiera suceder también en importantes centros de poder del país. Es probable que Irán termine experimentando un cambio en su régimen político, si somos demasiado optimistas, dentro de los próximos 2 o 3 años, pero si somos algo escépticos o realistas de la situación política dentro de Irán, el país cambiará dentro de unos 10 ó 20 años.
Las instituciones en México pasaron por cambios que se dieron en dos décadas y tuvieron resultados una década más tarde. Es decir, la ola comenzó en los 70s se fortaleció en los 80s y sus frutos se dieron hasta el 2000. Las instituciones del régimen islámico han contado con varias décadas para asentarse y fortalecerse, así que no se derrumbarán dentro de unos 2 o 3 años. Pero el descontento general sobre el régimen islámico se ha demostrado en la magnitud de las protestas y sus participantes. Lo más probable es que las exigencias de las protestas sobre un cambio nacional se conviertan en un movimiento que poco a poco vaya obteniendo fuerza dentro de las instituciones que el régimen no controla o confía del todo (RANE Stratfor, 2022, párr. 1-5). El mundo a veces nos puede sorprender, solo nos queda observar y esperar.
Referencias:
RANE Stratfor. (2022, 1 diciembre). Where Are the Protests in Iran Headed? RANE Worldview Powered by Stratfor Sección de Assessments. Recuperado 11 de enero de 2023, de https://worldview.stratfor.com/article/where-are-protests-iran-headed