El éxito del Hallyu o la ‘ola coreana’ ha sido impresionante, pues logró insertar a Corea del Sur, igual que el agua, en cada rincón de varias culturas y economías del mundo, incluyendo la mexicana. La mejor evidencia de esto último son las secciones exclusivas de productos surcoreanos en las tiendas de 7-Eleven con sopas instantáneas, soju, botanas y bebidas refrescantes, e incluso en tiendas minoristas como Soriana o Fresco.
En otros mercados la presencia surcoreana es igual de abrumadora: celulares Samsung, televisores y refrigeradores LG, automóviles KIA, productos de belleza de Mizon y música de YG Entertainment. A pesar de que la lista continúa con más empresas surcoreanas de varios sectores cuyos productos o servicios se compran en México y otras partes del mundo, es muy probable que el Hallyu haya penetrado en otras áreas y mercados a un nivel más profundo de lo que se cree.
En un artículo anterior, abordamos las implicaciones geopolíticas del Hallyu desde un enfoque centrado en los elementos políticos del mismo, dimensionando el crecimiento del soft power surcoreano y cómo ha resultado beneficioso para la diplomacia del país y para su reposicionamiento favorable en el entorno regional frente a su nación hermana, Corea del Norte, y a sus vecinos titánicos, Japón y China. En esta segunda parte, nos enfocaremos en el aspecto económico, examinando la forma en la que el Hallyu ha funcionado como una palanca para la expansión económica internacional de Corea del Sur.

Foto que muestra un stand en un 7-Eleven en México con un amplio catálogo de bocadillos y bebidas coreanas —como soju y refrescos— y algunas galletas con sabor a fresa y manzana (crédito: Gobierno de la República de Corea).
Economía Creativa: del capital simbólico al capital económico
Con base en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la economía creativa es “la creación, producción y distribución de bienes y servicios que utilizan la creatividad y el capital intelectual como insumos principales” (2024a). Entre las industrias creativas que la componen se encuentran los medios audiovisuales, la cultura, el diseño, la moda, la arquitectura, la música, las artes visuales, los videojuegos, los servicios web, entre otros. Corea del Sur se encuentra en el top 5 de los países con mayores cifras en las exportaciones de productos creativos, al haber generado en 2021 un ingreso de 12,400 millones de dólares por exportaciones en estas industrias (UNCTAD, 2024b).
Como se mencionó en el artículo pasado, la economía creativa no es un modelo económico novedoso para el mundo; sin embargo, la estrategia delineada por Corea del Sur y los rumbos que ha trazado para expandir el impacto de esta son únicos. En líneas previas ya se hablaba de ello con la relativa recién llegada de productos surcoreanos a las tiendas de conveniencia de la cadena 7-Eleven. Tal hecho no representa una investigación de mercado para evaluar la buena o mala recepción de un nuevo artículo, sino que es el traslado de esa imagen positiva de los productos creativos a otro tipo de productos ajenos a la economía creativa. Este efecto, denominado ‘efecto halo’, genera como respuesta que una persona consumidora de dramas coreanos pase a comprar alimentos surcoreanos al percibirlo como algo positivo en la serie, es decir, la referencia que obtiene de una serie surcoreana contribuye al consumo de otros artículos propios del país. Por ende, todos los elementos y sectores involucrados en el Hallyu actúan en sinergia, potenciando su impacto económico para Corea del Sur.
Según Santos y Marques (2020), el gobierno surcoreano ha sido consciente de esta sinergia entre cultura y economía, promoviendo políticas que vinculan directamente la industria del entretenimiento con otros sectores económicos estratégicos. Un ejemplo más de esto, es que empresas como LG o Samsung han utilizado a ídolos del k-pop como embajadores de marca, aprovechando su popularidad internacional para ampliar su presencia en mercados globales. Con ello las industrias creativas se muestran como la puerta de entrada para el consumo de una variedad de productos Made in Korea.
Ahora, la diseminación de los productos y servicios creativos de Corea del Sur es un proyecto sumamente consolidado, en el que plataformas como Netflix, YouTube y Spotify, al igual que redes sociales como Instagram y TikTok han sido claves para catapultar el contenido coreano hacia nuevos públicos. Esto ha creado nuevas comunidades de consumo en distintas partes del mundo, que, como ya se explicaba, pasan del consumo de productos creativos a aquellos pertenecientes a otras industrias. No obstante, esto ya no se limita a las decisiones de individuos, sino que incluso determina los intereses de una nación por adquirir más productos coreanos o aliarse con empresas del mismo país.
Del HUB nacional al HUB internacional
Aunque Seúl —capital de Corea del Sur— es y seguirá siendo el epicentro del Hallyu, su abrumante expansión ha dado pie al surgimiento de nuevos hubs culturales y, sobre todo, económicos que ayudan a articular la economía creativa coreana con mercados estratégicos a nivel regional y global. Si bien inicialmente destacaban por ser solo un punto de consumo, ahora se constituyen como puntos para la producción, el intercambio y la colaboración económica, sentando bases sólidas para los ecosistemas creativos liderados por Corea del Sur.
Entre las ciudades que sobresalen como nodos trasnacionales se encuentran Los Ángeles, París, Bangkok, Sao Paulo, Nueva York, Toronto e incluso Ciudad de México, donde no solo yacen dichas comunidades de consumo, sino que se han establecido infraestructuras económicas provenientes de Corea, así como nacidas en las propias ubicaciones, lo cual permite continuar con la diseminación del Hallyu. Por ello, desde una perspectiva local ya es común ver la continua aparición de escuelas de enseñanza del Hangeul —lengua coreana—, escuelas de baile, restaurantes y tiendas de distribución de artículos. Sin embargo, a nivel nacional, el entrelazamiento de la industria y del ecosistema en general es más complejo.
La producción de videos musicales —uno de los productos de mayor consumo—, por ejemplo, revela una configuración de cadenas de valor conformada por artistas coreanos, ubicaciones en Estados Unidos, bailarines latinoamericanos, vestuario de diseñadores franceses y promoción en medios de comunicación chinos. Esto trasciende de la mera exportación de productos a la cocreación y desarrollo de una economía de red que activa flujos de capital hacia diversas direcciones, lo cual resulta aún mejor para Corea del Sur a nivel geopolítico, pues se transforma en un centro articulador de redes que es capaz de tener presencia e influencia a nivel global.
No obstante, el surgimiento de estos puntos estratégicos para garantizar la expansión de las industrias creativas coreanas está lejos de ser un acto aislado. Desde el año 2008, Corea del Sur ha financiado 21 proyectos de la UNESCO en 14 países del mundo a partir del Korea Funds-In-Trust, un fondo que ha permitido la construcción de ecosistemas creativos en otras naciones, al mismo tiempo que el país brinda su guía en el diseño de políticas enfocadas al sector cultural (UNESCO, 2022). Estas iniciativas que parecen coincidencia detallan un plan estratégico del país.
Seúl ha encontrado en el nicho de la creatividad su mayor palanca de fuerza para modificar o influenciar el curso de la política y/o la economía de otras naciones, sin ser del agrado de diversos actores. Con ello, logró lo mismo que distintos países, pero sin la intromisión política o militar ni inversiones inmensas —como los proyectos de infraestructura chinos—, lo que la convierte en una estrategia rentable. Esto le concede un carácter sumamente subversivo, en el sentido de que genera infraestructura diplomática, económica y política que le brinda influencia o, al menos, sienta las bases para que el gobierno surcoreano pueda ejercerla en el futuro.

Póster de la película coreana Parasite (crédito: Barunson E&A & CJ Entertainment).
Competencia por la hegemonía cultural
Históricamente, la lucha por el poder y la influencia entre naciones ha combinado el enfrentamiento en las trincheras con la competencia en los mercados. Sin embargo, en las últimas décadas, el soft power ha adquirido un nuevo carácter. En lugar de apelar al miedo mediante el hard power —coerción económica o fuerza militar—, se pretende que un país genere mayor atracción para el público a través de emociones, conexiones y símbolos, para así poder ganar terreno en los mercados sin el uso de herramientas que podrían ser consideradas intrusivas, como subversión política o intervenciones militares. Cada país líder ha desarrollado estrategias e industrias creativas con cualidades únicas: Estados Unidos con Hollywood, Japón con el manga y el anime, y China con Alibaba y TikTok. Ahora, Corea del Sur se ha convertido en una potencial cultural indiscutible, gracias al Hallyu, colocándose en competencia directa con estos gigantes.
No es ninguna sorpresa que Estados Unidos siga siendo el líder en la industria del entretenimiento global, pero el crecimiento del fenómeno surcoreano ha demostrado que países con menor peso geopolítico pueden —mediante estrategias culturales bien estructuradas— empezar a adentrarse en un área de su dominio. El hecho de que BTS logre encabezar las listas de Billboard, o que series como Squid Game tengan un enorme impacto —positivo y negativo— en el mercado de acciones surcoreano, y que películas como Parasite y Minari hayan triunfado en los Oscar, evidencia que Corea del Sur ha conseguido desplazar parcialmente a actores tradicionales en nichos culturales estratégicos (Jin, 2021; Romano, 2021).
Por su parte, la primacía por el control territorial ha pasado a incorporar el dominio de la arena digital y, junto con ello, el establecimiento de valores y estilos de vida. Según Morgan (2023), el control del ecosistema digital no solo promueve el consumo de productos surcoreanos, sino que también genera data, poder de negociación y capital social que el Estado surcoreano puede reinvertir estratégicamente. En este sentido se demuestra que la cultura no es neutral, sino que conlleva estilos de vida y maneras de ser y pensar aspiracionales y, aún más importante, crea beneficios económicos y diplomáticos tangibles para Corea del Sur.
Poco a poco, la construcción del prestigio simbólico coreano, ya no solo en su mercado, sino también en el estadounidense, ha permitido a la nación experimentar condiciones ventajosas que van desde mejores condiciones en negociaciones económicas hasta la búsqueda de la firma de acuerdos de libre comercio. Gracias al Hallyu, explorar o reforzar vínculos económicos con este país brinda una primera impresión de confiabilidad e innovación que quizás con otros no es posible percibir. Como señala Parc (2021), esta forma de poder simbólico ha permitido que Corea del Sur supere su posición intermedia en el Sistema Internacional y logre negociar desde una posición de prestigio cultural y visibilidad global.
Conclusiones: Hallyu y poder económico surcoreano
Lo que Corea del Sur ha hecho con el Hallyu es reconocer sus propios límites, ejemplificados en la frase ‘camarón entre ballenas’, que hace referencia a la desventaja que tiene Corea del Sur al estar rodeado de grandes potencias como China, Rusia, Japón e incluso Estados Unidos. En consecuencia, si bien el crecimiento de su influencia no se ha manifestado a partir de expansión territorial o capacidades militares abrumadoras —a pesar de que sí son significativas—, el poder que ha acumulado en términos de soft power mediante influencia, fuerza económica y simbolismo es incalculable e innegable.
Aunque muchos países han intentado replicar las estrategias del país asiático en busca de su fórmula del éxito, ninguno ha logrado alcanzar los mismos resultados. La base de dicha estrategia radica en una articulación interna alineada con una política industrial dirigida por el Estado, respaldada por el sector privado y bien recibida por la población. Así, posteriormente, gracias a una diplomacia cultural bien definida y el uso estratégico de las plataformas digitales, comenzaron a formarse comunidades globales receptoras de productos que después dieron paso a la configuración de nodos dentro de un ecosistema altamente rentable. Se produjo una evolución del impacto unidireccional del Hallyu a uno basado en redes, trazando o reforzando flujos económicos transnacionales.
Con lo anterior, Corea del Sur ha logrado redefinir en buena medida las reglas del juego de la economía cultural global, posicionándose como un competidor por el liderazgo cultural, a la altura de las grandes potencias tradicionales. Estratégicamente estructurada bajo las condiciones históricas, políticas, geográficas y económicas del país, la ‘ola coreana’ ha demostrado ser uno de los activos más valiosos que una nación puede llegar a tener.
Referencias
Jin, D. Y., Yoon, K. & Min, W. (2021). Transnational Hallyu: The Globalization of Korean Digital Pop Culture. Rowman & Littlefield.
Morgan, J. (2023). The Growth of South Korean Soft Power and Its Geopolitical Implications. Journal of Indo-Pacific Affairs. https://www.airuniversity.af.edu/page-not-found?original_path=/JIPA/Display/Article/3212634/the-growth-of-south-korean-soft-power-and-its-geopolitical-implications/
Parc, J. (2021). The Korean Wave: From a Local Phenomenon to a Global Cultural Economy. Korea Economic Institute of America. https://keia.org/wp-content/uploads/2021/10/KEI_Koreas-Economy_2021_211019_Parc_2.pdf
Romano, A. (2021, 6 octubre). What Squid Game’s fantasies and harsh realities reveal about Korea. Vox. https://www.vox.com/22704474/squid-game-games-korean-references-symbols
Santos, I. & Marques, L. (2020). South Korea’s Creative Economy: A Case Study on the Hallyu Wave (Korean Wave). E-REI: Revista de Estudos Internacionais, 10. https://www.iscap.pt/cei/e-rei/n10/artigos/In%C3%AAs%20Santos_Luana%20Marques_South%20Korea%C2%B4s%20Creative%20Economy_%20A%20Case%20Study%20on%20the%20Hallyu%20Wave%20(Korean%20Wave).pdf
United Nations Conference on Trade and Development [UNCTAD]. (2024a). Creative Economy Outlook 2024. UNCTAD. https://unctad.org/system/files/official-document/ditctsce2024d2_en.pdf
United Nations Conference on Trade and Development [UNCTAD]. (2024b). K-pop blueprint: Drawing inspiration from South Korea’s creative industries. UNCTAD. https://unctad.org/news/k-pop-blueprint-drawing-inspiration-south-koreas-creative-industries
United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization [UNESCO]. (2022). Creative Futures. UNESCO & Ministry of Culture, Sports and Tourism of the Republic of Korea. https://www.unesco.org/creativity/sites/default/files/medias/fichiers/2022/10/creative%20futures.pdf