Xi Jinping durante la celebración del 75° aniversario de la RPC (Crédito Xinhua)_CN (1)

Xi Jinping da un discurso durante la recepción para la celebrar el 75° aniversario de la fundación de la República Popular de China en el Gran Salón del Pueblo en Pekín (Crédito: Xinhua News)

75 años de la República Popular China

¿Autoridad o Poder en la retórica china?

El arte de la retórica ha permitido a China construir una imagen de avance y crecimiento, pero a sus 75 años el panorama parece diferente.

Por: Patricia Monserrat González de la Torre y Andrés Alejandro Araujo Bermúdez

Por: Patricia Monserrat González de la Torre y Andrés Alejandro Araujo Bermúdez

Tabla de contenidos

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El pasado 1 de octubre de 2024, la República Popular China conmemoró el 75º aniversario de su fundación, un acontecimiento por demás relevante en su historia. La proclamación del triunfo comunista por parte de Mao Zedong en la Guerra Civil representó el parteaguas, más no el inicio, de un proceso de transformación histórica y crecimiento para el pueblo chino; la unificación, considerada por muchos la principal razón de avance del país, ha permitido a China trazar y seguir un camino rápido y seguro al desarrollo internacional. La ideología, presente en los primeros años, pasó a un segundo plano para dar espacio a la practicidad que permitiera navegar por las reglas del juego de la economía de mercado y el mundo liberal.  

Bajo un modelo de pragmatismo chino, liderado por el Partido Comunista Chino (PCCh), el país ha dejado atrás la pobreza (parcialmente) y ha emergido como una de las principales potencias económicas del mundo, mientras que simultáneamente por algunos también es considerada como una potencia política internacional. En dicho marco histórico del establecimiento de la República Popular China, y con Xi Jinping como figura central, las miradas y oídos estuvieron puestos sobre el líder durante dicho evento conmemorativo. Ahora, la narrativa ya no se limita a la mejora de la imagen de China y a la celebración de los éxitos alcanzados, sino busca mandar un mensaje tácito de la consolidación de su liderazgo y su proyección como potencia en el escenario global. 

Foto panorámica de la sala donde Xi Jinping se encuentra dando un discurso en la recepción para celebrar el 75° aniversario de la fundación de la RPC en el Gran Salón del Pueblo, Pekín (Crédito: Xinhua News) 

Un discurso, ¿una narrativa? 

La conmemoración no pasó desapercibida en el calendario, mucho menos con la Semana Dorada como periodo vacacional para las y los connacionales chinos, dando visibilidad al hecho con una serie de eventos festivos y el izado de la bandera. Sin embargo, son los discursos pronunciados en el marco de la celebración cuyo contenido brinda elementos dignos de revisión para adentrarnos en la comprensión de la retórica china. Si yace una continuación de la imagen de estabilidad, éxito y progreso para la nación, o bien, hay un cambio disruptivo que intenta posicionar a China como un posible y futuro país hegemónico, capaz de cargar el poder aún conservado por Estados Unidos. No obstante, al momento de analizar estos discursos, también es importante extraer elementos que nos podrían mostrar también algunas preocupaciones del actual gobierno chino, contrario a lo que se podría creer que se busca identificar sólo la proyección de fuerza y poder. 

La construcción de un discurso, al menos desde la estrategia china, está lejos de ser un acto arbitrario e improvisado, muy por el contrario, sus más detallados y minúsculos elementos encuentran su razón de ser en el objetivo que tenga dicho mensaje, el público hacia el que vaya dirigido, el receptor de dicho mensaje y el contexto en el que se desarrolla (tanto a nivel interno como externo). El discurso de Xi se desarrolla en un contexto global en el que China ha ganado protagonismo, principalmente en el ámbito económico, sirviendo a su vez de plataforma para consolidar su imagen interna y para poder proyectar la estabilidad del país en el escenario internacional.  

Ahora bien, para abordar un breve análisis del discurso de Xi Jinping en los festejos de los 75 años de la República Popular China, es importante comprender los conceptos de autoridad y poder, y cómo estos se expresan a través de la retórica política. Aunque a menudo se utilizan indistintamente, estos términos representan diferentes formas de influencia: el poder es definido por Max Weber (1974) como la capacidad de imponer la voluntad propia sobre los demás, mientras que define a la autoridad como una legitimidad reconocida, basada en el respeto o en el consentimiento. Al revisar el discurso de Xi Jinping, se puede ver cómo ambas formas de influencia están presentes, aunque es evidente que la construcción discursiva tiende a inclinarse hacia una más que a la otra. 

Izamiento de la bandera durante una ceremonia celebrando el 75° aniversario de la República Popular China (Crédito: CGTN) 

Autoridad en la construcción discursiva 

Durante el evento celebrado en el Gran Palacio del Pueblo de China, Xi Jinping pronunció un discurso capturado en una nota del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular China [MAERPC] (2024). 

Como primer elemento dentro del discurso de Xi se resalta la apelación a la historia y la tradición del Partido Comunista; al enmarcar sus palabras en una narrativa histórica, busca dotarlas de un sentido de continuidad y legitimidad, comunicando con ello la imagen de autoridad de su gobierno. Lo anterior se refuerza al resaltar el avance de China con el Partido Comunista como líder indiscutible, y a él como continuador del legado. Un extracto del discurso da cuenta de lo anterior: 

“En los últimos 75 años desde la fundación de la RPC, el PCCh ha unido y dirigido al pueblo chino de todos los grupos étnicos en el trabajo incansable para lograr los dos milagros del rápido crecimiento económico y la estabilidad social duradera. Se han producido enormes cambios en China, y el gran rejuvenecimiento de la nación china se encuentra ahora en un curso histórico irreversible” (MAERPC, 2024). 

La unidad nacional es otra parte crucial, que en el marco del aniversario es indispensable por parte de Xi hacer alusión a la misma. La política “un país, dos sistemas” extendida a los territorios de Hong Kong, Macao y Taiwán, aunque altamente resonada, su discurso solo enfatiza la importancia de la unidad para el éxito de la nación y como una motivación que surge del pueblo y no del partido. (Aunque dicha parte del discurso podría estar más dirigida a los temas de las minorías al interior de China, como el pueblo uigur en Xinjiang, intentando de esta forma minimizar las posibles tensiones étnicas.) De igual manera, al enmarcarse como un líder que une al pueblo y representa su voluntad, Xi está apelando a la legitimidad que deriva de ser percibido como un representante de los intereses colectivos, en lugar de un gobernante que impone su voluntad. Ello se ve reflejado en los siguientes extractos: 

“Es imperativo implementar de manera plena, fiel y resuelta la política de ‘un país, dos sistemas’, según la cual el pueblo de Hong Kong administra a Hong Kong y el pueblo de Macao administra a Macao, ambos con un alto grado de autonomía. Es imperativo promover inquebrantablemente la prosperidad y la estabilidad a largo plazo en Hong Kong y en Macao.” 

“La realización de la reunificación completa de China es una tendencia popular en auge. Es donde radica el mayor interés nacional y es lo que desea el pueblo” (MAERPC, 2024). 

Esta insistencia en la unidad sostiene la noción de autoridad, al presentarse como un líder capaz de mantener la armonía y guiar a China hacia un futuro próspero, pero escasea a nivel discursivo de un poder capaz de unificar a los territorios bajo el dominio chino. 

Por otro lado, dentro del discurso se hace énfasis al modelo capitalista con características chinas, donde será a través de este que se logre avanzar hacia la modernización del país. Con ello, Xi resalta que su gobierno no sigue modelos extranjeros, sino que ha encontrado una vía única de desarrollo adaptada a la realidad china, acrecentando la percepción de que su liderazgo es legítimo, porque se basa en decisiones que han llevado al país a un desarrollo sin precedentes. Con ello la idea de autoridad se hace presente al no depender de paradigmas externos y demostrar la capacidad del país de forjar su propio camino exitoso. 

Finalmente, la retórica de Xi busca proyectar una imagen de autoridad moral en la arena global, presentando a China como un defensor del multilateralismo y la justicia global, motivando la “práctica de los valores comunes de la humanidad, y abogar por un mundo multipolar equitativo y ordenado”, robusteciendo con ello su legitimidad como actor global. 

Miembros del Ejército de Liberación Popular de China marchando con la bandera nacional durante una ceremonia de izamiento de la bandera de la RPC durante la celebración del 75° aniversario de la RPC (Crédito: CGNT) 

¿Carga de poder o autoridad? 

Si bien es innegable que Xi Jinping ostenta poder, lo que predomina en su discurso es una carga de autoridad. El poder implica coerción o imposición, y aunque el PCCh mantiene un control firme sobre las instituciones del Estado y la vida pública en la China continental, el discurso de Xi no apela principalmente a este tipo de dominación. En lugar de ello, Xi se enfoca en presentar su liderazgo como el único camino legítimo hacia la prosperidad y la estabilidad, tanto a nivel interno como global.  

Es en este punto donde la autoridad, más que el poder, se pone de manifiesto. Xi no impone su visión de forma explícita; en cambio, busca obtener el consentimiento y la adhesión del pueblo chino, presentándose como el protector y guía de un destino común. El hecho de que se apoye en una narrativa de éxito y crecimiento continuo es un elemento que indica cómo busca fortalecer su autoridad. Así mismo, al combinar logros históricos con promesas de un futuro aún más próspero, Xi construye una retórica de autoridad basada en la confianza del pueblo en el PCCh y su capacidad para asegurar la grandeza de China. 

Sin embargo, a nivel internacional, el discurso de Xi tiene una carga de poder más evidente. Xi utiliza los festejos, y en especial los discursos y su narrativa, para intentar destacar lo que él supone como el ascenso de China como potencia global, enfatizando su rol en la creación de una «comunidad de futuro compartido para la humanidad». Esta retórica es una reafirmación de la línea discursiva nacionalista china, en la que se observa a China no solo como un actor global adicional, sino como un actor que está dispuesto a ejercer su capacidad para influir en las dinámicas internacionales y, por ende, su poder para remodelar las estructuras globales a su favor. 

No obstante, incluso en esta proyección de poder, Xi utiliza un tono que busca reconocer el liderazgo chino en el ámbito internacional a través de la cooperación y el respeto a la soberanía de otros países. Así, Xi presenta el poder de China en el escenario global como una fuerza que no solo es inevitable, sino también benigna y respetuosa del multilateralismo. De esta forma, la estructura de esta narrativa respecto al poder, pero también al carácter benigno del mismo, acompañado de un discurso de autoridad moral, tiene la intención de reforzar la imagen de China como una potencia que no sólo busca manifestar su voluntad en el ámbito internacional, sino que tiene el propósito de legitimar esta misma. 

Xi Jinping con miembros del Politburó del Partido Comunista de China en la recepción de la ceremonia del 75° aniversario de la fundación de la República Popular de China (Crédito: CGNT) 

Extrayendo una comprensión geopolítica del discurso 

Con este discurso se demostró que Xi busca promover la unidad, legitimar su poder y crear una sensación de que el progreso socioeconómico y político de la República Popular de China será algo continuo. Pero es importante poder extraer de este discurso y darle una comprensión geopolítica que ayude a crear una mejor idea de por qué el líder chino busca continuar fomentando dicha imagen de China.   

Si vemos el panorama económico chino en la actualidad, la situación es precaria para el régimen comunista y el liderazgo de Xi Jinping. La economía continúa desacelerándose y el Financial Times (2024) reportó como China ha perdido un tercio de sus billonarios en los últimos años. Así mismo, China se encuentra teniendo severos problemas de rendimiento y estabilidad en el sector financiero, el inmobiliario y el manufacturero, los cuales son indicativos de que una crisis económica se aproxima. Una crisis económica en China, debido al carácter de su crecimiento económico, generará una grave inestabilidad social y con ella fuertes tensiones políticas. Si analizamos el contexto actual desde la óptica de la geohistoria, al identificar el desarrollo de los procesos sociales y políticos a lo largo de miles de años en correlación con el contexto geográfico y geopolítico, podemos encontrar que el discurso actual de Xi nos muestra a lo que teme el líder y la sensación nacional que podría estar combatiendo con dicho discurso optimista.  

En una conversación con Victoria Herczegh — una analista en geopolítica asiática — la analista destacó que, en términos históricos, las guerras civiles chinas se han dado en base a las siguientes dinámicas: levantamiento de una tribu, conflictos religiosos y crisis económicas. En cuanto a la primera dinámica, es importante hacer hincapié en que la China que conocemos hoy en día no es un Estado-nación en el sentido tradicional, sino cuenta con diversas minorías a su interior, es decir, existen distintas naciones dentro de China (Friedman, 2016). En el pasado, Herczegh explica que cuando las dinastías chinas se expandían, conquistaban diferentes minorías y las oprimían. Consecuentemente, cuando surgía una crisis económica o política, estas minorías se alzaban en armas contra el gobierno central chino. La situación en la actualidad no es diferente respecto a grupos como los tibetanos y los uigures. En cuanto al segundo, los conflictos religiosos siempre seguían la dinámica de poder, ya que reflejaba rupturas dentro de las esferas de poder o en cuanto al contrato social chino, las cuales se manifestaban de manera violenta cuando se desataban las crisis. La última tiene más resonancia con la historia moderna, con las Guerras del Opio, conflicto durante el cual China se abrió al mundo, pero bajo presiones político-económicas que buscaban redistribuir o controlar el capital en China y las presiones para que la costa siguiera creciendo económicamente y seguir sus intereses (los cuales coincidían más con las potencias occidentales que con el gobierno central chino) se inició un periodo de inmensa inestabilidad geopolítica. Esa guerra se transformó en la Guerra Civil entre los comunistas y los nacionalistas, precisamente el primer bando se escaparía al interior para reclutar a un ejército de campesinos con el cual luego Mao logró conquistar China.   

Debido a los problemas económicos que han ido empeorando desde finales de la década del 2010 y empeoraron con la pandemia del COVID-19 en 2020, han surgido fuertes fracturas dentro de las esferas de poder, las instituciones y dentro de la sociedad, las cuales ahora difieren sobre qué tipo de políticas-económicas, políticas de seguridad y medidas diplomáticas ayudarían a China a evitar una catástrofe económica. Es precisamente por la amenaza de una crisis económica en el horizonte, la cual sumada a varios factores como la resistencia y opresión uigur y el posible impacto de una recesión (o depresión) en el contrato social chino* (el cual dependía de un continuo mejoramiento socioeconómico mediante el crecimiento acelerado) es que Xi Jinping se ha visto amenazado y con la necesidad de reforzar y legitimar su autoridad durante una festividad tan políticamente importante en China como el aniversario de la fundación del régimen comunista chino, lo que marco una impresionante victoria en términos históricos y geopolíticos.  



* Con esto en mente, cabe destacar que la razón por la que las políticas de cero-COVID en China hayan durado tanto tiempo posterior al apogeo de la crisis sanitaria del 2020 era por qué el gobierno chino buscaba usar dichas políticas como excusa para frenar cualquier brote de inestabilidad social por los problemas socioeconómicos experimentados durante la pandemia.


 

Es por ello que el discurso de Xi Jinping en los festejos nacionales se inclina más por presentar una imagen de autoridad que de poder. Aunque el poder del PCCh es una constante en la política interna y externa del país, Xi se apoya principalmente en una narrativa que apela a la historia, la unidad nacional y la legitimidad de su modelo político, buscando construir una narrativa que justifique su liderazgo y el del Partido Comunista, en especial por conocer lo precaria que es su posición dado el contexto geohistórico chino. (En especial ante diversos cambios políticos y una deteriorante situación macroeconómica.) El discurso construye una imagen de Xi como un líder que no necesita imponer su voluntad, porque su autoridad ya está asentada en la confianza del pueblo chino y en la credibilidad de los logros de su gobierno. Algo importante dadas las fisuras dentro del régimen comunista y las circunstancias económicas y de seguridad actuales. 

En el aspecto internacional del discurso, aunque haya una mayor carga de poder por el intento de seguir reasegurando al pueblo chino del continuo empoderamiento de China, este también se presenta bajo un marco de autoridad moral, en el que China busca ser vista como un líder legítimo en un mundo multipolar. Los elementos de poder implícitos yacen en la centralización del poder en el PCCh y la construcción discursiva que busca obtener consentimiento y adhesión por parte de la población en primer plano y de la comunidad internacional en un segundo plano. Con ello, observamos que aun conscientes de la construcción de su propia narrativa, China aún se limita a establecer, desde el discurso, un posicionamiento de poder capaz de ser replicado en la arena internacional. Pero también nos muestra las preocupaciones respecto a la posibilidad de una crisis social donde pudieran abundar las fragmentaciones regionales y aumentar enormemente los riesgos a la seguridad China. Xi Jinping es un líder que conoce la historia de su nación y sabe que el país, dado su contexto geopolítico y el deteriorante panorama macroeconómico, podría fácilmente entrar en una crisis interna que atente no solo contra el régimen comunista, sino contra el mismo país. De esta forma, el discurso del 75° aniversario denota más preocupaciones y cautela camuflajeada en fortaleza y prosperidad irreversible que una realidad del contexto nacional chino o sobre la seguridad del régimen comunista.  

Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular China. [MAERPC] (30 de septiembre de 2024). A Reception to Celebrate the 75th Anniversary of the Founding of the People’s Republic of China Grandly Held in Beijing Xi Jinping Delivers an Important Speech. Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular China. https://www.fmprc.gov.cn/eng/xw/zyxw/202410/t20241001_11502067.html 

Weber, M. (1974). Economía y sociedad:esbozo de sociología comprensiva. Fondo de Cultura Económica FCE. 

Friedman, G. (2016, enero 4). China’s Strategy. Geopolitical Futures. https://geopoliticalfutures.com/chinas-strategy/  

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