Diseño por Código Nexus para Las fases de la transición global_CN

Diseño por Código Nexus (fuentes: Gobierno de la República Popular de China/Ministerio de Defensa de la Federación Rusa/Portavoz de las Fuerzas de Defensa Israelíes/KCNA/Canva Pro/Getty Images/Google Maps).

Las fases de la transición global

Un cambio paulatino, pero geohistórico

Para visualizar la transición global de un orden mundial a otro es necesario tomar en cuenta las fases por las que pasará el Sistema Internacional.

Por: Andrés Alejandro Araujo Bermúdez

Por: Andrés Alejandro Araujo Bermúdez

Tabla de contenidos

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Aunque el contexto internacional se encuentre pleno de incertidumbre debido a diversas crisis en varias zonas del mundo —Oriente Próximo, Europa Oriental, Rusia, China, Asia-Pacífico o Norteamérica— la realidad es que no se han materializado aún todos los cambios y las crisis que se generarán. El cambio de un orden global bipolar a uno multipolar se dará mediante un proceso paulatino que podría durar una o dos décadas, y estará marcado por varias fases o etapas. Cada una cambiará realidades geopolíticas, que para algunos parecen históricas. Conforme avance la transición geopolítica global, los cambios se sentirán más bruscos.

Un veterano estadounidense, Ryan McBeth (2024), explica en un video corto en YouTube, que la razón de que el colapso del régimen de Bashar al-Ásad se percibiera primero como un proceso paulatino que de repente se sintió como apresurado se debió a que fue por cuestiones logísticas. Compara el colapso del gobierno sirio de Ásad con el colapso repentino de los gobiernos de Vietnam y Afganistán, por lo que el método puede ser aplicado a varios casos.   

De acuerdo con Ryan McBeth (2024), cada unidad de combate debe ser reabastecida de comida, municiones y otros equipos necesarios para operar aproximadamente cada 36 horas, pero si la unidad de logística no llega dentro de dicho plazo puede existir un periodo en el que las tropas en el frente comienzan a reabastecerse por su propia cuenta. En el caso más extremo, empiezan a abandonar sus posiciones porque “el combate se vuelve imposible”. En ocasiones el plazo puede ser de varias horas, 48 o 56 antes de que la unidad en el frente decida rendirse. Las unidades de logística tienden a retirarse antes que las tropas del frente porque tienen mejor y más rápido acceso a información sobre lo que ocurre. También están mejor posicionadas para aprovechar los vehículos de reabastecimiento o se encuentran en puntos con buena infraestructura de transporte desde donde pueden retirarse a sus hogares o trasladarse a otras áreas. Todo mientras las unidades en el frente desconocen lo que sucede en la retaguardia ya sea logística, militar o políticamente.

Aplicando la logística militar a un sentido geopolítico, un colapso de orden geopolítico global sucede bajo una dinámica similar en cuanto a los tiempos y los asuntos de comunicación. Existen incertidumbre y desconexión sobre lo que ocurre dentro del orden geopolítico. El golpe de una transición geopolítica también toma tiempo en registrarse económica, social o políticamente en algún país o grupo de países. La vulnerabilidad de un régimen en un statu quo geopolítico global determinará el tiempo que podrá resistir. Siempre se tarda en registrar el impacto de un cambio sistémico en el mundo, incluso en dinámicas económicas. De esta forma, el sistema entero tarda en percatarse que el colapso ya ocurrió.

Rusia ha dejado de ser potencia por la guerra en Ucrania, pero todavía se sigue tratando como una amenaza existencial para la Península Europea. Todavía no se registra el cambio porque la adrenalina político-militar del poder ruso no permite que los diferentes sectores, sean sociales o estatales, se enteren de que el poder ruso se ha resquebrajado. Tomó una década para que se pudiera materializar el colapso socioeconómico y político-militar de la Unión Soviética, pero la crisis de la desintegración como tal tardó un plazo de 3 años, entre 1989 y 1991.

La primera fase: guerras, reevaluación y negociación

Por lo anterior es que la primera fase o etapa de esta transición geopolítica global e histórica parece ser la más lenta, incluso se podría decir que pareciera estancada (Araujo, 2025b). De hecho, ha creado la ilusión de que no existe una transición geopolítica mundial. No obstante, conforme termine la primera etapa de la transición, los cambios comenzarán a sentirse más drásticos. La primera etapa está empezando con una reevaluación del Sistema Internacional, por ende las negociaciones entre Estados Unidos y países como Rusia y China y en segundo plano con Irán, Cuba o México. Esta etapa parece ser una mezcla de guerras —las cuales iniciaron toda la transición—, negociaciones y reevaluaciones, estos dos últimos ligados a las guerras, como la guerra de Ucrania o la guerra de misiles entre Irán e Israel, por lo que no ha habido cambios sistémicos.

El primer derrumbe sistémico a nivel local fue el colapso del régimen de Bashar al-Ásad, pero como ha sido consignado en Código Nexus, su régimen solo fue el primero en colapsar, mas no será el único. Era un régimen demasiado vulnerable en términos institucionales, políticos, logísticos y militares, y sus alianzas también estaban volviéndose inestables. Aun así, el cambio en Siria sirve como ejemplo de lo que se podría esperar en el resto del mundo.

El fin del régimen de Ásad se dio por tres razones: Hezbolá fue debilitado por Israel; Rusia se encontró atascada en Ucrania sin posibilidad de redistribuir recursos a otras áreas; Irán estaba imposibilitado para apoyar al régimen y entró en crisis con los ataques israelíes y por las tensiones internas ante una inminente transición política. Es decir, fue la fusión de factores internos y externos —todos ligados al viejo orden global— que contribuyeron al colapso del régimen de al-Ásad. Las mismas repercusiones podría haber en otros regímenes igual de vulnerables ante cambios sistémicos. Una vez ciertas piezas clave y algunas secundarias del sistema comienzan a fallar o colapsar, un efecto dominó es inevitable.

Pero las reevaluaciones más importantes a nivel global serán las de Rusia y China. La primera dejará de ser una potencia político-militar en posición de brindar estabilidad, certeza y apoyo a los regímenes que son aliados o socios estratégicos a nivel internacional. La segunda dejará de ser una fábrica mundial y su fin tendrá repercusiones económicas globales en todos los países fuertemente ligados comercialmente a China—algunos países como Estados Unidos y México serán la excepción. Un producto secundario del viejo orden mundial es que creaban varios regímenes que se orientaban con base en Rusia o Estados Unidos y el estatus bipolar aseguraba su permanencia en el poder por la presión que paralizaba a otras fuerzas sociales, económicas o políticas. Por ende, similar a lo sucedido con la relación rusa respecto a Siria que contribuyó al colapso del régimen de al-Ásad, pasará en otras partes del mundo, y a esto se le sumará el impacto —sea directo o colateral— de un colapso económico chino. 

Los regímenes del viejo orden bipolar ya no serán aptos para lidiar con las nuevas dinámicas o fuerzas sociopolíticas o geopolíticas internacionales, por lo tanto, su rendimiento será menor y su capacidad de supervivencia también. Especialmente para el caso de los países que dependían del patrocinio y la estabilidad que podía proveer el poder ruso. Esto se vuelve evidente tomando en cuenta lo que escribe Friedman (2009/2010):

“Durante la Guerra Fría una alianza con Estados Unidos siempre fue más rentable que una alianza con la Unión Soviética. Los soviéticos podían ofrecer armas, respaldo político, algo de tecnología y una variedad de más cosas. Pero los americanos podían ofrecer acceso al sistema comercial internacional y el derecho de vender en la economía estadounidense. […] Exclusión del sistema significó empobrecimiento; inclusión al sistema implicaba riqueza.” 

No obstante, será inevitable un cambio inclusive fuera de dicho bloque. El cambio será el resultado para cualquier régimen —o en menor medida cualquier modelo socioeconómico y político— que no pueda adaptarse a la nueva realidad geopolítica, como será el caso de México.

Segunda fase: Cambios de regímenes o modelos nacionales

Una vez la etapa de reevaluación y negociación se termine —incluyendo sus guerras—, comenzarán los cambios de régimen a nivel global y las reconfiguraciones en los estatus geopolíticos de varias regiones. Esto, a su vez, generará otras guerras: mucha serán civiles o crisis similares a éstas. Por ello, como sucede cuando el frente militar colapsa debido a la ausencia de las unidades logísticas, los regímenes y estatus quo en diversos países comenzarán a colapsar ante la ausencia de la potencia patrocinadora que mantenía operativa su línea de suministro geopolítica global.

Foto de un vehículo de transporte militar ruso con el símbolo de la Z en Ucrania en 2023 (crédito: Callum Darragh vía Flickr).

A consecuencia de la finalización de la primera fase podríamos ver que en Oriente Próximo el dilema palestino-israelí estará comenzando a resolverse y la falla geopolítica palestina-israelí estará perdiendo su autonomía (Araujo, 2025c). En Asia-Pacífico, China dejará de fungir como fábrica mundial. Empezará a cambiar profundamente su relación con Japón, Corea del Sur y Estados Unidos: ya hay indicios de este cambio con acercamientos diplomáticos (González, 2025). Mientras el régimen norcoreano tendrá que readaptarse a un colapso ruso y toda Asia del este tendrá que determinar qué hacer con la retirada rusa (Araujo, 2025a). En Europa la amenaza rusa comenzará a disiparse y el resurgimiento alemán sumado al ascenso polaco y turco empezará a ejercer presión sobre el sistema europeo. Cambios de cálculo en otras regiones también comenzarán a materializarse, especialmente en Latinoamérica, en donde el cambio será más brusco.

La segunda fase de la transición estará marcada por un cambio drástico debido al colapso de varios regímenes y el surgimiento de nuevos que habrán de apegarse a nuevas realidades geopolíticas nacionales, regionales y globales. Esta etapa será la de mayor incertidumbre a nivel doméstico en varios países. Se sentirán con mayor fuerza los cambios de comportamiento en la arena global, en especial porque empezaremos a ver varios países reajustarse a la nueva realidad. También será una etapa marcada por guerras civiles y crisis de seguridad nacionales. Esta etapa podría comenzar a materializarse a finales de 2025 y empezará a tomar mayor fuerza entre 2026 y 2030.

La tercera transición: El choque de los nuevos y viejos titanes

La tercera y última fase o etapa de esta transición será la más brusca a nivel internacional y comenzarán a resentirse las consecuencias del cambio. Las nuevas potencias emergentes —como México, Turquía y Polonia— buscarán moldear sus entornos y encontrar su lugar en el tablero internacional de poder. Algo que se sentirá con mayor intensidad en sus regiones. Mientras potencias en resurgimiento como Alemania y Japón buscarán recuperar su posición internacional y adaptarse a un panorama geopolítico global más complejo que el de los últimos 200 años. Será un auténtico choque de titanes geopolíticos.

Por un lado, se creará un panorama de reconfiguración institucional y diplomática conforme se busquen adaptar las instituciones internacionales y regionales al nuevo panorama geopolítico, pues las instituciones de la Guerra Fría ya no son aptas (Friedman, 2009/2010). También podría buscarse crear nuevas instituciones o cambiar las actuales. Por otro lado, esta fase también estará marcada por guerras y conflictos intensos entre las potencias ya sea en decadencia, en ascenso o en resurgimiento. Diversos países estarán atrapados en medio de las tormentas que generarán estos choques de titanes geopolíticos. Varios países tendrán que crear políticas exteriores orientadas a asegurar su supervivencia o su independencia, de lo contrario tendrán que elegir bandos o arriesgarse a una confrontación con alguna de las potencias.

Será un periodo sumamente peligroso para muchos países. El Sistema Internacional estará repleto de cazadores furtivos y se lanzarán sobre cualquier país que muestre vulnerabilidad o debilidad. Muchos probablemente extrañen la paz y estabilidad relativas del mundo bipolar.

Por último, y posiblemente lo más crucial, es tener en mente que esta transición no solo marca el inicio de un nuevo orden mundial, sino el de una era por completamente nueva. Cuando la Unión Soviética colapsó en 1991, pasaron 499 años desde que los europeos se habían posicionado para dominar el mundo (Friedman, 2009/2010). Fue hace 504 años que el dominio europeo del Sistema Internacional estaba empezando a materializarse con la conquista de México-Tenochtitlan. Ahora, similar a las implicaciones globales de 1492, el año 1991 marcó el inicio de lo que sería el dominio americano global, mientras 2025 —similar a 1521— será el año en el que el dominio americano —en específico norteamericano— será impulsado a nuevas dimensiones y marcará un verdadero hito geohistórico (Araujo, 2024).

Araujo, A. A. (2024). El Siglo Norteamericano: ¿Qué significa? Código Nexus, 2(4), 08-31. https://codigonexus.com/cuarta-edicion/

Araujo, A. A. (2025a). Estado geopolítico de la península Coreana en el siglo XXI: Una incógnita geopolítica y una nueva Asia del este. Código Nexus, 3(9), 20-34. https://codigonexus.com/novena-edicion/

Araujo, A. A. (2025b, 14 julio). Transiciones, incertidumbre y crisis sistémicas: Un mundo inquieto ante un cambio tectónico. Código Nexus. https://codigonexus.com/transiciones-incertidumbre-y-crisis-sistemicas/

Araujo, A. A. (2025c, 30 junio). El cambio sistémico regional por venir en Oriente Próximo – Parte 3: ¿El fin del conflicto palestino-israelí? Código Nexus. https://codigonexus.com/el-cambio-sistemico-regional-por-venir-en-oriente-proximo-parte-3/

González, P. M. (2025). Asia del este y el nuevo mundo: Motivaciones y límites en un nuevo orden multipolar.  Código Nexus, 3(9), 20-34. https://codigonexus.com/novena-edicion/

Ryan McBeth (2024, 11 diciembre). Governments collapse slowly then fast? [Vídeo]. YouTube Shorts. Recuperado 17 de julio de 2025, de https://www.youtube.com/shorts/LjFLODjDNSA

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