Marcha de la victoria de manifestantes tras la renuncia de Sheikh Hasina en 2024 (Crédito Rayhan9d vía Wikimedia Commons)_CN

Marcha de la victoria de manifestantes tras la renuncia de Sheikh Hasina en 2024 (Crédito: Rayhan9d vía Wikimedia Commons)

La revolución de la Generación Z en Bangladés  

El Monzón de Bengala

Bangladés hizo historia al ser sede de una de las primeras revoluciones lideradas por estudiantes jóvenes de la generación z.

Por: Ana Silvia Orduña y José Enrique Aguirre Torres

Por: Ana Silvia Orduña y José Enrique Aguirre Torres

Tabla de contenidos

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El 2024 ha sido un año que ha observado importantes movilizaciones sociales en diversos puntos del mundo, motivados por el desgaste percibido por la sociedad y la búsqueda por visibilizar dinámicas de las cuales la opinión pública debe preocuparse. Uno que trasciende la historia por sus implicaciones en su contexto próximo, es el levantamiento popular protagonizado por jóvenes estudiantes en Bangladés desde julio del presente año. Las imágenes de los sucesos son impactantes. Se observan múltiples rostros jóvenes de hombres y mujeres aglutinados, ocupando los espacios públicos mientras abanderan un movimiento que tiene un trasfondo más complejo que lo que inicialmente se planteó. La movilización tuvo como objetivo base la exigencia para la derogación de una ley que fijaba cuotas para asignar empleos en la Administración Pública (BBC News Mundo, 2024). Sin embargo, la ola de protestas lograron sacudir el sistema político del país al sudeste de Asia. Sheikh Hasina, primera ministra de Bangladés desde el 2009, renunció a su cargo a principios de agosto del 2024. 

Ciertamente, las recientes movilizaciones estudiantiles en Bangladés han sucedido en un plazo de tiempo muy corto, sacudiendo al sistema de tal manera que se prevén posibles cambios estructurales en un país cuya población entre los 15 y 64 años engloba el 68% del total demográfico (Banco Mundial, 2023). Es en este contexto que los estudiantes de Bangladés nombraron al movimiento como “Monzón de Bengala” por su naturaleza agresiva pero esperanzadora. Las protestas comenzaron a observarse con fuerza a principios de julio y para agosto el gobierno ya comenzaba a dimitir frente al poder de la fuerza sociopolítica estudiantil. El repentino efecto político de la movilización debe ser entendido en el contexto de la modernidad y las potencialidades que la tecnología y las plataformas digitales plantean para la sociedad. El presente artículo pretende abordar lo sucedido en julio y agosto en Bangladés para comprender la dinámica en un contexto de juventudes y plataformas digitales. Además, se plantea entender las causas que llevaron al quiebre político, y sus implicaciones. La movilización de las juventudes en Bangladés logró un cambio disruptivo. Sin embargo, cabe ver si el país está preparado para una transición tan abrupta. 

Gente vitoreando frente a la oficina del primer ministro después de la renuncia de Sheikh Hasina (Crédito: Md Joni Hossain vía Wikimedia Commons) 

Una revolución de las juventudes 

Las protestas observadas a partir de julio movilizaron la petición para abolir una ley que el Tribunal Supremo planteó restablecer, ya que había sido suspendida desde 2018. Dicha ley establecía un sistema de cupos en los puestos de trabajo de la administración pública. Esta medida era percibida como discriminatoria, ya que se reservaba el acceso de un tercio de los puestos a familiares de veteranos de la guerra de independencia de 1971 (BBC News Mundo, 2024). La opinión de los y las jóvenes reconoce que la medida era pertinente en el contexto de la reciente independencia de Bangladés. Sin embargo, a más de 50 años de los sucesos, dichas medidas no tienen cabida, menos en el contexto actual del país. Por un lado, se encuentra un panorama de baja confianza hacia las instituciones públicas, por lo que los mecanismos para acceder a puestos públicos tienen un estigma de corrupción alto. Por otra parte, Bangladés observa un mercado laboral en crisis, donde las juventudes no están insertos en actividades productivas independientemente si cuentan con mayor o menor nivel educativo.  

De esta manera, el problema de fondo es la crisis laboral y la búsqueda por el mejoramiento de las condiciones de vida. Sin embargo, fue la represión de las protestas lo que aumentó la efervescencia de la movilización. “Las protestas que comenzaron el primero del mes de manera pacífica se masificaron y radicalizaron rápidamente por todo el país y a ellas se unieron trabajadores precarios”. Así, los hechos protagonizados por las juventudes movilizadas en Bangladés y un sector de la población también golpeado — los trabajadores — observaron una importante represión por parte de las autoridades policiales y la milicia paramilitar de la Liga Chhatra, contabilizando alrededor de 300 personas fallecidas (BBC News Mundo, 2024; Montag, 2024).  

La respuesta desproporcionada por parte del gobierno pone en evidencia otra característica moderna del sistema en Bangladés: la poca apertura a la oposición, ya que el discurso de la entonces primera ministra se enfocó en estigmatizar la movilización juvenil al ligarla con la acción de partidos contrarios. Esto no hizo más que radicalizar al movimiento, que encontró mayores razones para tomar el espacio y la infraestructura pública. Las calles fueron testigo del choque entre las partes y la violación sistemática a los derechos humanos de las personas activistas (detenciones arbitrarias, tortura, prohibición del derecho a huelga y reunión pública). Aunque también se observaron ejercicios de solidaridad. Montag (2024) comparte que en los combates fue fundamental la implicación de trabajadores callejeros como los choferes de taxis llamados rickshaw que transportaron a los heridos hacia los servicios de ayuda. Además, Montag destaca la participación de las mujeres jóvenes en las movilizaciones, quienes regresaban a las calles, aún después de sufrir los abusos de poder y de fuerza por parte de las fuerzas policiales.  

A una semana de las redadas, el movimiento juvenil emitió un documento con nueve demandas, que con el paso de los días se condensó en una sola: la renuncia de Sheik Hasina. Montag explica que el reclamo principal pasó de ser una reforma limitada a los cupos, hacia la exigencia contra todo el régimen político. Con la convocatoria hacia la construcción de Comités de Lucha y Resistencia en diversos barrios de Dhaka, capital de Bangladés, la presión fue creciendo hasta que el 5 de agosto Sheikh Hasina dimitió. Después de su salida, y dejando un vacío de poder, las manifestaciones y celebraciones continuaron. Por redes sociales circuló contenido que mostraban a las personas entrando en edificios del poder público. 

Resulta curioso abordar aquí la imagen de la ahora ex-primera ministra de Bangladés, y los paralelismos entre su causa (cuando en su juventud también fue líder de un movimiento) con lo que actualmente preocupa a las juventudes movilizadas en el país. Sheikh Hasina cuenta con un trasfondo familiar con estrecha relevancia política, ya que su padre fue Sheikh Mujibur Rahman, considerado el “Padre de la Nación”, lideró a Bangladés hacia su independencia de Pakistán en 1971. La joven Sheikh Hasina ganó reputación en su juventud como líder estudiantil en la Universidad de Daca. Tras regresar de su exilio en la India, se consolidó en su país como la líder de la Liga Awami, partido político al que pertenecía su padre. Su estrategia política consistió en la unión con otros líderes, y encabezó protestas callejeras a favor de la democracia durante el gobierno militar por lo que se convirtió en un ícono de la democracia (BBC News Mundo, 2024). 

Desde 1996 fue electa como la primera ministra de Bangladés. Hasta el 2001 cuando perdió las elecciones generales ante el Partido Nacionalista de Bangladés, recuperando el poder por medios democráticos en 2009. En su primera administración consolidó importantes éxitos, como el establecimiento de un acuerdo con India en materia de reparto de agua, y un acuerdo de paz con los insurgentes tribales en el sudeste del país. Posteriormente, su gobierno ha sido reconocido por un importante levantamiento de la economía de Bangladés, que hasta la fecha sostiene una dinámica de crecimiento importante, traduciéndose en la reducción de los índices de pobreza. Un sector clave que sostuvo su popularidad y confianza como mandataria, fue la industria textil. 

Bangladés se ha posicionado en el plano internacional principalmente desde las dinámicas de las cadenas de producción de la industria de la confección. Aunque el país funciona como un engranaje relevante en las dinámicas comerciales en este ámbito, es bien sabido que las condiciones domésticas ante las presiones globales no reflejan tal importancia. Lo que se había estado observando al interior del país son bloqueos extendidos en el tiempo, cortes en las principales rutas, caídas de internet y redes de comunicación que golpearon a la frágil cadena de suministro de la industria textil, de la cual depende el 80% de las exportaciones de Bangladés. Al ser un sector golpeado en los últimos tiempos, la adhesión de trabajadoras y trabajadores de este rubro a las movilizaciones de los estudiantes implicó una mayor gestación de fuerza y presión hacia el gobierno. 

Sheikh Hasina, Primera Ministra de Bangladés en la cumbre olímpica sobre el hambre en Downing Street en 2012 (Crédito: Foreign and Commonwealth Office vía Wikimedia Commons) 

Retos para la transición 

Tras el retiro de la primera ministra Sheikh Hasina, líderes militares anunciaron la formación de un gobierno interino mientras el presidente del país Mohammed Shahabuddin y otros allegados eligen a la persona que retomará el cargo. De manera provisional, Muhammad Yunus, Premio Nobel de la Paz, ostenta el cargo como asesor principal del gobierno interino a petición de la juventud. Aunque la transición es esperada por los jóvenes manifestantes, Montag (2024) señala que los y las jóvenes que viven el momento como un triunfo, no van a tolerar un gobierno militar. Desde las facciones recientemente conformadas en la coyuntura del movimiento juvenil y estudiantil de estos meses, no existen figuras prominentes que busquen ocupar espacios políticos. Justamente, muchas de las personas movilizadas son muy aún muy jóvenes para retomar las riendas políticas del país.  

Es por eso que las personas movilizadas y la población en general están a la expectativa al no haber una alternativa clara para la transición política. Dicha transición requeriría transformar la estructura legal del gobierno para deshabilitar instrumentos del ejercicio autocrático del poder, así como replantear el cuerpo de las fuerzas de seguridad, atacar la inflación y el extendido contexto de desempleo en el país. Por lo pronto, y a pocas semanas del terremoto social, existen huecos públicos que las personas están llenando. Por ejemplo, hay voluntarios que están asumiendo actividades de monitoreo de tráfico ante la ausencia de la policía tras la retirada de Hasina (Hadid y Hussain, 2024). Ciertamente, en esta coyuntura la juventud en Bangladés está siendo objeto de reconocimiento y respeto por el resto de la sociedad del país, debido al impacto de su movilización. Los espacios públicos siguen siendo tomados e intervenidos por las y los jóvenes, replicando las figuras de las personas caídas en medio de los momentos más críticos y violentos a finales de julio y principios de agosto.  

Comentarios finales 

Las dinámicas observadas en Bangladés resaltan por algunas cuestiones. Por un lado, replantea la agencia de los movimientos sociales y sus estrategias, por otro lado, posiciona el debate y cuestionamiento en torno a las implicaciones domésticas que las demandas del actual modelo económico internacional ponen en contexto, como el de Bangladés, algo que se ve reflejado en otros países, pero a su vez es un síntoma natural de los ciclos de producción internacionales. Otros países al sur de Asia, como Sri Lanka, Myanmar o Tailandia, han pasaron por momentos de profunda inestabilidad social que ponen en evidencia la fragilidad de sus instituciones políticas. Éstas han basado su legitimidad en los resultados obtenidos a partir de la inserción de los países en las dinámicas industriales textiles. Mismas que en años recientes han sido puestas en el centro del debate ético derivado de las múltiples violaciones a derechos humanos y laborales de las personas que participan en la dinámica como mano de obra. Es por eso que los modelos económicos que proveyeron en su momento de desarrollo y crecimiento económico a sus países  están comenzando a generar presiones sociales y políticas, un patrón natural en cualquier modelo económico.   

Muchos de los movimientos sociales que se gestan al interior de estos países tienen un componente relevante de obreras y obreros. Bangladés fue una nación que se forjó en un levantamiento contra el poder militar pakistaní, pero al igual que en Pakistán, el Ejército ha seguido siendo una institución dominante en el panorama político nacional, en sí solo se luchó en contra de la concentración del poder político en Islamabad.  

No obstante, el cambio en la dinámica sociopolítica podría implicar que el país está pasando por una transición, en la que el ejército tenga que replantear su lugar en Bangladés, un proceso similar al que sucede en Myanmar o Tailandia. Será difícil que en países tan jóvenes las fuerzas armadas pierdan su dinamismo o dominio, pero con el tiempo tendrán que dar paso a una nueva dinámica sociopolítica. De igual manera, estas situaciones, como la observada en Bangladés, también sirven para recordar el alcance de las relaciones globales que rigen nuestra actualidad y cómo es que, en todo sistema y modelo de desarrollo, pese a los logros que pueda proveer, siempre llegará el momento en donde resaltarán sus límites y se convertirán en el problema que retiene al país. Estos procesos de autodestrucción de un modelo son naturales, pero sin importar la presiones o los problemas que puedan generar con el tiempo y sin importar la magnitud de una movilización en su contra, es importante recordar que las transiciones tienden a ser paulatinas y que no por su velocidad en transformar a sus países, significa que no se estén desenvolviendo.  

Banco Mundial (2023). Población entre 15 y 64 años de edad (% del total) – Bangladés. https://datos.bancomundial.org/indicador/SP.POP.1564.TO.ZS?locations=BD  

BBC News Mundo (2024, 5 de agosto). La estrepitosa caída de Sheikh Hasina, la mujer más poderosa de Bangladés, que fue derrocada por un movimiento estudiantil. https://www.bbc.com/mundo/articles/ckg11ng76d2o  

Hadid, Diaa; Hussain, Ahmede (2024). After ousting Bangladés’s leader, Gen Z protesters are figuring out how to govern. NPR. https://www.npr.org/2024/08/16/g-s1-17112/Bangladés-students-protests-gen-z-new-government  

Montag, Santiago (2024). Cómo los estudiantes de Bangladés derrocaron a la Dama de Hierro de Asia. Nueva Sociedad. https://nuso.org/articulo/estudiantes-protestas-Bangladés/  

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