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Las guerras del Cambio Climático

¿Guerras de supervivencia?

El cambio climático, al mezclarse con diversos contextos geopolíticos, tendrá fuertes repercusiones geopolíticas en distintas partes del mundo.

Por: Andrés Alejandro Araujo Bermúdez

Por: Andrés Alejandro Araujo Bermúdez

Tabla de contenidos

Tabla de contenidos

El cambio climático, al mezclarse con diversos contextos geopolíticos, tendrá fuertes repercusiones geopolíticas en distintas partes del mundo.

Seguridad alimentaria y seguridad nacional

A través de la historia, distintas crisis políticas que han resultado dilemas geopolíticos trascendentales que estallan en conflictos armados de gran intensidad y cuyas repercusiones son largoplacistas en los ámbitos político-regionales e internacionales, son el resultado de crisis alimentarias. Incluso, estos dilemas alimentarios pueden haber iniciado varios años antes de que estallase un movimiento político revolucionario, pero la importancia de su impacto en la estabilidad política y social de sus respectivas naciones o regiones es indiscutible.
Por ejemplo, la revolución francesa fue el resultado de una crisis alimentaria que se generó más de una década antes de que estallará la revuelta sociopolítica en la nación francófona. La incapacidad de poder mantener un grado de seguridad alimentaria en Francia, sumado a otros componentes políticos del país, no solo tuvo el resultado de iniciar una revolución violenta en Francia, sino tuvo un efecto en la estabilidad de la arquitectura política europea.
De pronto, las monarquías europeas se encontraban ante la amenaza de que los valores liberales franceses se expandieran y contaminaran las mentes de sus poblaciones. Los demás estados europeos tuvieron que responder, interviniendo en Francia, lo que a su vez resulto en crear el ambiente político nacional prospero para el surgimiento de Napoleón Bonaparte, quien después lideraría los esfuerzos bélicos del país galo para cambiar el paisaje político europeo y así no solo eliminar las amenazas monárquicas extranjeras, sino también dominar el continente, mejorando su estatus político en la arena internacional.

Asedio del Bastille y el arresto del gobernador M. de Launay el 14 de julio de 1789 (Fuente: Musée de l’Histoire de France vía Wikimedia Commons)

De esta forma, una crisis alimentaria inicio una cadena de sucesos políticos con fuertes consecuencias geopolíticas, no solamente en Francia, sino en el sistema internacional entero. La revolución francesa resultó en las Guerras Napoleónicas, las cuales tuvieron un impacto en las posesiones imperiales españolas de tal magnitud, que el imperio ultramarino español se fragmento y disminuyo creando un panorama geopolítico mundial muy diferente posterior a 1810. Sumado a eso, las guerras emprendidas por las fuerzas de Napoleón también reconfiguraron el panorama político europeo, a tal grado que Prusia surgió como una nación con el potencial de rápidamente surgir como una potencia continental. Es decir, el frágil orden geopolítico que estaba diseñado para evitar conflictos en Europa, con el que existían diversos estados tapón desapareció, iniciando una nueva era geopolítica europea y simultáneamente mundial (Friedman, 2012).
Si vemos un poco atrás en este mismo siglo, al analizar los resultados de la crisis financiera del 2008, podemos notar que no ha cambiado mucho en el mundo respecto a las repercusiones que pueden tener las crisis alimentarias. En un principio, la crisis financiera del 2008 se mantuvo en el ámbito económico. Sin embargo, pronto tomaría un giro político con fuertes efectos geopolíticos globales.
Pronto, varios regímenes del mundo árabe serían azotados económicamente, lo que terminaría creando, a corto plazo una crisis alimentaria. Este dilema en la seguridad alimentaria de varios países árabes, los impulso a ir a las calles y a demandar cambios en la administración de sus naciones, ya que, en gran medida, culpaban a sus gobiernos por no poder asegurar un buen acceso a los alimentos básicos para la población. Estas protestas desestabilizarían al mundo árabe políticamente y ocasionarían la respuesta ventajista de distintos actores, tanto regionales como externos.
Al igual que la revolución francesa, este movimiento sociopolítico árabe sería recibido por los gobiernos locales como una seria amenaza a la supervivencia de sus regímenes políticos, este fue el caso, especialmente, para Arabia Saudita. No obstante, el gobierno saudí y otros gobiernos regionales, buscando limitar el alcance de la revolución que inicio en Túnez, no serían los únicos en actuar. Pronto, países como Francia, el Reino Unido, Rusia y Estados Unidos aprovecharon para intervenir en varios países. La coalición occidental, principalmente entre París, Londres y Washington, tuvo en a la mira al régimen de Muamar el Gadafi, el cual presentaba la amenaza de posicionarse como un reto geopolítico significativo en África y el mundo árabe. Rusia, por su parte, decidió intervenir en Siria para crear presión para la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y los estadounidenses en su retaguardia y disminuir los esfuerzos occidentales y su presión a Moscú en Europa.
A su vez, estos sucesos dieron lugar a que Turquía tuviera que surgir como potencia ante una vecindad en caos político. Lo que a largo plazo tendrá un impacto de gran magnitud en el paisaje geopolítico de Oriente Próximo, el Norte de África y Europa. Hay que aclarar que existieron otros factores que impulsaron a Turquía a surgir como potencia, pero no se puede negar el papel que tuvo el dilema alimentario en el mundo árabe. Por lo que, nuevamente, una crisis alimentaria tuvo tremendos efectos en el panorama geopolítico, tanto a corto plazo como a largo plazo.
En la seguridad de varias regiones y del sistema internacional en un dominio de la política global extremadamente frágil, cualquier suceso cercano o lejano, aunque no tenga un impacto inmediato, sin duda alguna, sienta las bases para que existan agitaciones geopolítico-militares en el futuro. Por eso es que las crisis climáticas presentan un grave peligro para la seguridad internacional, ya que no solamente tienen un impacto inmediato en la seguridad alimentaria, sino que también tienen impactos económicos por las sequias o super huracanes que afectan la movilidad y las industrias nacionales, lo que a su vez afectan la capacidad adquisitiva de la población, es decir, se limita el acceso de la población a sus necesidades básicas, como la comida. Consecuentemente, el mundo tendrá que estar al pendiente de las siguientes crisis alimentarias, como la ocasionada por la Guerra de Ucrania y puede empeorar con el calentamiento global. Pero, inclusive, se necesitará prestar atención a que impactos significativos podrán tener los desastres naturales en los sectores agrícolas y alimentarios en esta década y la siguiente. Ni una solución al cambio climático en los próximos años podría salvaguardar al mundo de experimentar un severo dilema alimentario, ya que las soluciones tomarían tiempo en tener efecto.

Niño egipcio enfrente de policías egipcios en equipo antimotines durante las protestas en Alejandría, Egipto durante la Primavera Árabe (Fuente: Alisdare Hickson vía Flickr)

Las guerras de supervivencia en un mundo hostil

Los conflictos convencionales entre los estados son el resultado de tensiones ocasionadas por cuestiones geopolíticas que se materializan en amenazas de seguridad nacional, o la misma existencia de las naciones. Dependiendo del contexto geopolítico nacional, regional o global en el que se encuentren diversos estados, sus necesidades geopolíticas junto con los panoramas sociales, políticos y económicos, tanto internos como externos, se fusionan para ocasionar conflictos en determinados espacios temporales y geográficos.
Para los estados, tanto la estabilidad política y social como la prosperidad económica son fundamentales para la seguridad nacional. Si un estado se enfrenta a una crisis política de grandes dimensiones, este se paraliza y se vulnera ante la intromisión de fuerzas extranjeras en sus asuntos domésticos. De igual manera, la prosperidad económica es necesaria para poder garantizar un continuo o necesario gasto en defensa (al igual que en otros sectores) para asegurar una estabilidad política y económica, de lo contrario, un estado incapaz de sostener los gastos de mantener una fuerza armada, será débil ante adversarios que cuenten con el capital para movilizar sus fuerzas y sostener un conflicto de alta intensidad (un alto grado de consumo) y de una longitud temporal significativa. En otras palabras, el poder es importante para un estado, ya que lo necesita para asegurar su supervivencia.
Precisamente, la relevancia de los impactos del cambio climático en la geografía física de los estados recae en que aumenta esos riesgos a la supervivencia, ya sea de los sistemas políticos nacionales o de las mismas naciones, lo que a su vez se refleja en un aumento en la amenaza a la seguridad nacional de una nación. De ahí surge la necesidad de entender algunas de las formas en las que el cambio climático puede afectar los elementos anteriormente señalados.
Por un lado, el cambio climático ha degradado las playas de diversas naciones insulares, disminuyendo su territorio político y, por ende, las zonas de explotación económica con las que cuentan. Por otro lado, los desastres naturales tienen un impacto directo en las finanzas de distintos países debido a los costos que deben de cubrir para reparar los daños causados por las crisis climáticas. Sumado a esto, también impactan el sector agrícola nacional o regional, lo que ocasiona desabasto de víveres, lo que en consecuencia crea problemáticas sociopolíticas para los gobiernos.
Adicionalmente, las crisis climáticas causan severos problemas de salud pública, al aumentar el clima prospero para que distintas plagas, enfermedades o virus se propaguen más fácilmente sobre áreas más grandes. Las crisis sanitarias, por lo visto del impacto del COVID-19, pueden tener afectaciones considerables en la economía y la cohesión social y política de una nación. Sumamos a todo lo anterior el hecho de que los niveles del mar están cambiando por resultado del cambio climático y podemos notar que varios países sufrirán graves transformaciones en sus territorios políticos. En Asia Pacífico varias naciones insulares en el sudeste asiático han perdido playa, lo que se traduce a una pérdida de territorio político y de zonas económicamente explotables, así como áreas igualmente necesarias para la seguridad nacional de estos países.
Claramente, el cambio climático afecta a una gran variedad de áreas, tanto agrícolas como económicas. Esto se traduce a un incremento en la presión política sobre los regímenes políticos nacionales y los ambientes geopolíticos regionales. Esto resultará en un aumento en las tensiones entre países por el suministro de recursos naturales como el agua, como son los casos de Egipto, con el río Nilo, y de Iraq con el río Tigris y Éufrates. Al igual que terminará empeorando las relaciones bilaterales o multilaterales por cambios en el territorio político de varios países, algo que afectaría negativamente a unos y positivamente a otros, como el caso de la disputa territorial en el Mar Meridional Chino.

Buques de las Armadas de Malasia, Singapur, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda en el Mar de China Meridional durante el Ejercicio Bersama Lima en 2018 (Fuente: Ministerio de Defensa del Reino Unido)

Con lo anterior, podemos deducir que la presión ejercida sobre los sistemas políticos podría repercutir de dos formas: forzando a los regímenes a reaccionar o causando el estallido de fuertes turbulencias políticas nacionales (revoluciones políticas o armadas). En cambio, esto tendrá las mismas repercusiones que tuvo la hambruna en Francia previo a la Revolución Francesa. Con las consecuencias de los desastres naturales más severos y constantes como resultado del cambio climático, los gobiernos tendrán más incentivos para actuar, en ocasiones de manera precipitada, ya que los costos de esperar podrían no ser aceptables para algunos regímenes.
Teniendo lo anterior en mente, las guerras climáticas no serán similares a las de siglos pasados, estas terminarán siendo más rígidas y duraderas debido a que ganar se volverá un imperativo de supervivencia con tal de asegurar un acceso a recursos naturales. De igual forma, los estados ya no verán los conflictos que surjan como efecto de la crisis climática puramente en términos de seguridad nacional tradicional, principalmente por la importancia de cuestiones como la seguridad alimentaria, lo que significa que estos se volverán más violentos y la retórica llevará a una peligrosa polarización a nivel mundial.

Algunas fallas geopolítico-climáticas

Una vez reconociendo las formas en las que el cambio climático puede afectar no solo los panoramas geográficos, sino los geopolíticos, es importante poder identificar las áreas donde podrían estallar conflictos o aumentar considerablemente las tensiones tras los efectos de la crisis climática. Tomando en cuenta, el impacto del cambio climático en las fronteras políticas o en el acceso a recursos naturales.
En base al acceso al agua, existen tres ejemplos claros de dinámicas de rivalidad interestatales por dicho recurso: Tayikistán-Kirguistán, Irán-Afganistán y Egipto-Etiopía. Al analizar estos casos, es importante no ignorar o restarle importancia a los desarrollos históricos y geopolíticos que también condicionan las relaciones bilaterales entre los distintos actores en cada caso. El cambio climático no necesariamente planteará nuevas rivalidades, pero si empeorará, en algunos casos de manera dramática, las actuales fricciones geopolíticas entre diversos estados en el escenario internacional.

Collage de imágenes satelitales de la NASA del Noreste de África, Asia Central (Uzbekistán-Tayikistán-Kirguistán) y Asia Occidental (Irán-Afganistán) por Código Nexus

Tayikistán-Kirguistán
La rivalidad entre los estados de Tayikistán y Kirguistán tiene dos dimensiones geopolíticas importantes: una político-fronteriza y otra enfocada en el acceso a los recursos naturales, como el agua y tierras para pastura. Históricamente, durante el siglo XX la Unión Soviética, se había encargado de distribuir las tierras y los recursos naturales. Lo que evito que estallará un conflicto (Kurmanalieva, 2019). Pero, recientemente, la perdida de terreno de Rusia ante otras potencias regionales como Turquía y el desgaste que ha sufrido Rusia en la Guerra de Ucrania ha reconfigurado el panorama geopolítico, volviéndolo más inseguro e inestable. Ahora, ambas naciones se encuentran en una carrera armamentista y se encuentran mejorando sus capacidades militares a un ritmo alarmante (Petersen, 2023).
De igual manera, la rivalidad por control de las tierras para pastura y del acceso al agua se ha desarrollado en dos dimensiones: una social con confrontaciones entre diferentes comunidades étnicas y otra geopolítico-militar, con enfrentamientos entre los cuerpos de seguridad de ambos países (Kurmanalieva, 2019; EFE, 2022). Ambas naciones se encuentran compitiendo por agua, tierras para el cultivo y ganado, ante una crisis climática que solo dificultará el acceso a estos o los disminuirá considerablemente mediante sequias. Lo que nos muestra como una grave disminución en el acceso al agua se ha sumado a una disputa política fronteriza potencializando una confrontación bélica.
Irán-Afganistán
En el caso afgano-iraní, la rivalidad por control del río Helmand se extiende por más de un siglo, sin embargo, actualmente, las tensiones por el control del agua se han intensificado con el cambio climático, el cual ha disminuido el agua accesible para las poblaciones de ambas naciones, reforzando la necesidad de controlar su administración (Dagres, 2021). Ahora ambas naciones han experimentado enfrentamientos fronterizos entre sus respectivos cuerpos de seguridad fronteriza. Últimamente, ambos gobiernos han reforzado su presencia militar en la frontera con artillería y morteros.
El mayor dilema para Teherán (capital de Irán) y Kabul (capital de Afganistán) es que esta problemática se desarrolla tras más de un siglo de fallidas negociaciones diplomáticas bilaterales y que ambos países se encuentren en un ambiente económico, el cual a su vez disminuye el poder adquisitivo de la población y, por ende, el acceso a los alimentos y el agua solo empeora la situación. Inclusive, aunque por el momento, a diferencia del caso tayiko- kirguís, no exista algún estado que funja como patrocinador de Afganistán, eso no significa que un enfrentamiento se menos probable. Irán podría intentar aprovechar esta ventaja militar, económica y política en contra de Afganistán. Así mismo, el contexto podría cambiar a largo plazo y, cualquier estado que busque contrarrestar a Irán, podría patrocinar una carrera armamentística de Kabul. Lo único seguro, es que la variable que se mantendrá como una constante en el caso afgano-iraní, será un incremento en la disputa por el control al agua del río Helmand conforme se agrave la crisis climática.
Egipto-Etiopía
La disputa entre Cairo (capital de Egipto) y Adís Abeba (capital de Etiopía) es probablemente la más peligrosa de los tres casos, debido a que sería un conflicto que impactaría no solo a los dos estados involucrados, sino a toda la región del Noroeste de África, debido a que podría sumar países como Eritrea, Sudán y Sudán del Sur. Etiopía se ha marcado como una potencia regional en ascenso, mientras que Egipto es la potencia tradicional en la región. Esto por si solo significa que una rivalidad geopolítica era inevitable. No obstante, la gravedad de la situación se duplica si tomamos en cuenta el impacto que tendrá el cambio climático en los alimentos y en la cantidad de agua disponible para las poblaciones y el sector agrícola. Desde hace unos años, Adís Abeba ha estado construyendo una presa en el río Nilo Azul, el cual desemboca en el río Nilo, la fuente de vida, tanto de la antigua civilización como de la actual nación egipcia. Esta presa amenaza seriamente con limitar el flujo fluvial para el río Nilo, lo que impactaría las tierras agrícolas egipcias, reduciendo sus alimentos y los ingresos de un importante sector económico para el país.
En consecuencia, la disputa diplomática entre ambos centros de poder del noroeste africano se ha ido convirtiendo en una político-militar, con ambas naciones adquiriendo armamento militar de distintos países, sea Francia, Turquía, Rusia o Estados Unidos. En este caso, también es necesario agregar la crisis en Sudán, en la cual ambos gobiernos se encuentran inmiscuidos, lo que solo aumenta las probabilidades de un enfrentamiento directo. En este caso, existen demasiados factores que solo aumentan las tensiones y las probabilidades de una confrontación convencional entre Egipto y Etiopía, siendo la principal el cambio climático, el cual se ha sumado a otras problemáticas que han reducido los alimentos disponibles en el mercado internacional (como la Guerra de Ucrania).

Imagen satelital de una isla creada por la República Popular de China en el Mar Meridional Chino por el satélite Sentinel 2 (L2A-Fausses couleurs) el 5 marzo de 2022 (Fuente: Imgsat973 vía Wikimedia Commons) 

Tras analizar los tres casos en los cuales el cambio climático se ha vuelto un elemento que aumenta las tensiones bilaterales y podría ocasionar el estallido de conflictos armados, es importante presentar otro caso en el cual la crisis climática se inserta de diferente forma en las rivalidades geopolíticas de distintos países, el caso del Mar Meridional Chino.
Mar Meridional Chino
El cambio climático, como se ha evidenciado, ha aumentado drásticamente la temperatura a nivel global, lo cual ha tenido un impacto en el polo norte, disminuyendo su extensión territorial. En cambio, esto ha aumentado los niveles del mar en el mundo y, como consecuencia de esta distorsión del medio ambiente, varios estados han perdido sus costas de manera gradual. Lo que significa que sus fronteras se disminuyen y pierden acceso, exclusividad y dominio directo, no solo del espacio-físico en términos políticos, sino de lo que solía ser parte de sus zonas económicas exclusivas y los recursos como el petróleo o la pesca que se encontraban en dichas aguas. Esto no solo representa un reto político por las posibles pérdidas inmobiliarias costeras (sean individuales o comunitarias), lo que podría ocasionar posibles desplazamientos internos, sino también impacta a sectores económicos importantes de los países afectados.
Al sumar este dilema a los objetivos político-territoriales del gobierno chino y como ha actuado para poder alcanzar dichos objetivos, rápidamente la dinámica deja de ser solo una climática o económica y pasa al espectro geopolítico. Si bien los estados como Vietnam, Filipinas, Brunéi y Malasia no solo se enfrentan a la perdida de recursos naturales, sino también se enfrentan a la posibilidad de que China continue con sus pretensiones territoriales en la zona y se acerque más a las islas o el territorio nacional de dichos estados, lo que desde una perspectiva militar tiene implicaciones para la seguridad nacional de dichos estados.
Por consiguiente, esta problemática medio ambiental y geopolítica acrecienta la presión en los estados por defender sus territorios políticos y asegurar la continua existencia de sus zonas económicas exclusivas, las cuales no solo se ven amenazadas por desastres naturales o cambios en el nivel del mar, sino también por las acciones militares de otros estados, incrementando así las tensiones entre los gobiernos y disminuyendo significativamente la capacidad de resolver diplomáticamente los retos climáticos y políticos. Por ende, el cambio climático, al igual que en los casos anteriores, se ha sumado a otra coyuntura geopolítica regional, aumentando los riesgos para diversos actores involucrados en la crisis.

Conclusión

La problemática climática solamente empeorará, por lo menos hasta que se puedan encontrar soluciones factibles y revertir o amortiguar los impactos del cambio climático. Mientras tanto, las tensiones entre distintos estados en el escenario internacional solo se agravarán debido a las consecuencias que los desastres naturales tendrán en distintas dinámicas y sectores económicos, globales y regionales. Los recursos naturales se volverán más escasos para algunos países y eso los hará más agresivos en sus políticas exteriores y posturas de defensa nacional. Ya se ha comprobado históricamente que, en crisis climáticas o alimentarias, no existe una gran medida de cooperación, en especial en los panoramas geopolíticos, como en los que nos encontramos en estos momentos.
Será una ardua tarea para los científicos, diplomáticos y las instituciones internacionales, como incluso de las instituciones gubernamentales nacionales (políticas, de seguridad, entre otras) intentar evitar que estallen los conflictos en distintas fallas geopolítico-climáticas en el mundo. Desgraciadamente, el cambio climático ha coincidido con una etapa de cambios políticos sistémicos mundiales profundos, los cuales a su vez propician varios conflictos para reconfigurar los status quo de diversas regiones y relaciones bilaterales. Tomara tiempo, no solo para que podamos dar solución al dilema climático, sino también para que nuevas potencias puedan asentarse y establecer nuevos status quo regionales y pacificar sus nuevas zonas de influencia y sus respectivas disputas geopolítico-militares.

Referencias

⦁ Blue Domes. (2022, May 25). Turkey and Central Asian military cooperation: more than just drones. Blue Domes. Retrieved October 1, 2023, from https://bluedomes.net/2022/05/25/turkey-and-central-asian-military-cooperation-more-than-just-drones/
⦁ EFE. (2022, September 16). Se reaviva tensión entre Kirguistán y Tayikistán con nuevo choque fronterizo. SWI swissinfo.ch. Retrieved October 2, 2023, from https://www.swissinfo.ch/spa/kirguist%C3%A1n-tayikist%C3%A1n_se-reaviva-tensi%C3%B3n-entre-kirguist%C3%A1n-y-tayikist%C3%A1n-con-nuevo-choque-fronterizo/47905336
⦁ Kurmanalieva, G. (2019). Kyrgyzstan and Tajikistan: Endless Border Conflicts. EUCACIS Online Paper, 4, 2627–7204. https://www.cife.eu/Ressources/FCK/EUCACIS_Online%20Paper%20No%204%20-%20Kurmanalieva.pdf
⦁ Petersen, S. (2023, August 28). Perspectives: Kyrgyzstan and Tajikistan building up for another potential round of fighting. Eurasianet. Retrieved October 1, 2023, from https://eurasianet.org/perspectives-kyrgyzstan-and-tajikistan-building-up-for-another-potential-round-of-fighting

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