Cadetes de la Academia del Mando Superior de la Guardia Fronteriza de Moscú de la KGB en el desfile del 55o anniversario de la Gran Revolución de Octubre en la Plaza Roja (Lev Polikashin-RIA Novosti vía Wikimedia Commons)

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La caída en desgracia de las agencias de inteligencia rusas

Tocando fondo

Fueron las instituciones que forjaron y mantuvieron a los imperios rusos, ahora son las mismas que dejarán morir al imperio o lo destruirán.

Por: Andrés Alejandro Araujo Bermúdez

Por: Andrés Alejandro Araujo Bermúdez

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En todos los países existen instituciones que representan la estabilidad y el poder de la nación. Cuando estas instituciones están bien estructuradas, son estables y pueden actuar y reaccionar efectivamente ante diferentes escenarios y crisis. Entonces sus estados y naciones en general están bajo un panorama político domestico positivo. Sin embargo, cuando estas instituciones empiezan a debilitarse, fragmentarse o son incapaces de reaccionar, los países se enfrentan a escenarios nacionales o internacionales precarios y se los mismos se deterioran. En muchos casos, esas instituciones son los cuerpos de seguridad y los ejércitos, su estabilidad, seguridad, funcionamiento y poder son importantes para que los países y sus regímenes continúen existiendo o, en el caso de los imperios, para que estos mantengan sus extensiones territoriales o sus estructuras políticas extraterritoriales. 

Los cuerpos de inteligencia rusos y su decadencia 

A través de la historia rusa, aunque el ejército ha mantenido al imperio intacto y seguro mediante el uso de la fuerza y la legitimidad que pueda crear por su historia, poder y estructura social, se puede notar que las policías secretas, que más adelante se convertirían en los cuerpos de inteligencia, han sido las fuerzas que han sostenido al imperio ruso en sus múltiples configuraciones políticas y económicas, desde la zarista y soviética hasta la actual federación. Por ende, en el caso ruso ambas instituciones sobresalen con los cuerpos de inteligencia en primer lugar seguidos por el ejército. 

Los cuerpos de inteligencia rusos se han encargado de mantener a Rusia estable, unida y como una potencia continental, sino es que mundial. Pero las agencias sucesoras de la NKVD (también conocida en español cómo la Checa) de la Unión Soviética (URSS) o la Ojranka del imperio zarista se han presentado como tan solo un esqueleto de sus predecesores.

A pesar de que la KGB pudo conservar a la URSS durante décadas, sirviendo como un buen y mejorado predecesor de la NKVD por varias décadas, fue esta misma la que fracasó en mantener vivo al Imperio Soviético. En los últimos días de la URSS, los miembros de la KGB solamente se quedaron en sus casas, se encerraron en sus oficinas o lideraron un fallido golpe de estado en contra de Gorbachov por el temor a los posibles resultados de sus reformas estructurales (Soldatov & Borogan, 2023). 

Tras la derrota de la KGB ante los sucesos de 1991: como los movimientos independentistas en Europa oriental, el reto sociopolítico de los veteranos de la Guerra de Afganistán y las reformas de los tecnócratas; la URSS termino disolviéndose como entidad imperial política. A partir de tan colosal derrota, los cuerpos de inteligencia rusos nunca se han recuperado, en todo caso han sufrido una gran decadencia.

Tanque soviético afuera de la Casa Blanca Rusa durante el golpe de estado comunista en agosto de 1991 (Fuente: Ole Husby vía Wikimedia Commons)

Aunque esa derrota en 1991 no necesariamente significo el final de los oficiales de inteligencia rusos*, también conocidos como silovikí (los poderosos en español). El caos en el que se sumergió la nación rusa con múltiples movimientos separatistas y terroristas, desindustrialización, decrecimiento económico y en el desarrollo humano, con capitalistas mafiosos y grupos paramilitares imponiendo su voluntad a diestra y siniestra represento la oportunidad perfecta para que los exoficiales de la inteligencia rusa pudieran regresar y llevar a cabo un golpe de inteligencia con la llegada de Vladimir Putin al poder (Belton, 2022). Sin embargo, su impresionante hazaña durante los tiempos de salvaje oeste ruso, no se traduciría en algo sustantivo a largo plazo. La ex-KGB pudo apoderarse de Rusia para el siglo XXI, pero no ha podido mantenerse en forma, en gran medida ha perdido el control.


*Incluso durante la década de 1990, los remanentes de la KGB que operaban en las sombras del gobierno de Yeltsin forjaron alianzas con las organizaciones criminales rusas, con tal de poder asegurar capital, recursos e industrias enteras en el país (Belton, 2022).  


 

La actual FSB (Servicio Federal de Seguridad) o el GRU (Directorio Principal del Alto Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia o el servicio de inteligencia militar ruso) se han caracterizado por ser instituciones incapaces de realizar operaciones de inteligencia o responder a serias crisis, incluso dentro de territorio ruso. Soldatov y Borogan (2022) escribieron como “[e]n 2004, cuando terroristas tomaron presos a más de 1,000 niños y maestras en una escuela en Belsán, Osetia del Norte-Alania, los mejores generales de Rusia parecen haber respondido con temor e impotencia”, por lo que la operación termino siendo un desastre en el que “murieron 300 personas, incluyendo varios niños”. 

Tomo dos guerras en un plazo de aproximadamente 13 años (1994-1997 y 1999-2009) y todo el poder y esfuerzo del ejército ruso para aplastar las aspiraciones separatistas chechenas en el norte del Cáucaso. Después de una guerra desastrosa para el ejército ruso, este tardaría más de una década en recuperarse, por lo menos lo suficiente para que sus líderes lo consideraran capaz de invadir a Ucrania, aunque se equivocaron. Ahora, el ejército ruso se encuentra ante una guerra que lo está desmodernizando, debilitando y desmantelando a peor grado que las guerras chechenas y la Guerra afgano-soviética (esta segunda sería la que acelero dramáticamente la disolución de la URSS).    

Esto refleja los graves errores de los cuerpos de inteligencia de la Federación Rusa. En 2014, los cuerpos de inteligencia del GRU no pudieron prever que se aproximaba una fuerte crisis política que terminaría con el régimen prorruso en Kiev y que cambiaría drásticamente el paisaje geopolítico europeo en contra de Rusia. Peor aún, los cuerpos de inteligencia rusos no pudieron responder y detener una revolución que inicio en un país donde controlaban, en gran parte, a las fuerzas de seguridad y en el que dominaban el sistema político y económico (Friedman, 2020). 

Lo que la Unión Soviética nunca había permitido antes de 1989 durante la Guerra Fría, la Federación Rusa no pudo más que observar y, a lo mucho, anexarse Crimea y respaldar una insurgencia en el este de Ucrania, lo cual no cambio nada a favor de Rusia. El país no pudo forjar un pseudo ejército en las repúblicas, de facto, del Donbás, apto para debilitar al ejército ucraniano que se fortaleció tras la revolución política ucraniana pro-occidentalista de 2014. Contrario a las esperanzas del régimen ruso, Ucrania se robusteció militarmente y se mantuvo económicamente en pie hasta 2022, algo que contribuyó a que Ucrania resistiera lo suficiente la invasión rusa en febrero del mismo año para que la ayuda occidental llegará y fortaleciera aún más al ejército ucraniano, el cual ahora es uno de los más fuertes y capaces en toda Europa.

Soldados ucranianos en evento ceremonial del 30o aniversario del Ejército de Ucrania en el este del país en 2021 (Fuente: Oficina del Presidente de Ucrania vía Wikimedia Commons)

Sumado a lo anterior, los cuerpos de inteligencia rusos no fueron capaces de influir definitivamente en las elecciones estadounidenses del 2016, el logro se lo llevaría la empresa privada británica Cambridge Analitica*. Tampoco lograron dominar por completo, aunque sus alcances fueron significativos, al sistema político alemán y al británico (en este segundo principalmente al jurídico), lo que resulto en un retrasado acercamiento económico-energético con Berlín, el cual, de haber sido exitoso, se habría traducido en uno político. Los proyectos del Nordstream y los lazos financieros y energéticos promovidos bilateralmente entre Alemania y Rusia pueden ser vistos como la preparación de Alemania por repartirse Europa oriental con Rusia y forjar lazos estratégicos, aunque la invasión rusa arruino el acercamiento. 


*Cambridge Analitica es una compañía británica que combinaba la minería de datos y el análisis de datos con la comunicación estratégica para procesos electorales, sus logros más importantes vendrían siendo las elecciones presidenciales estadounidenses del 2016 y el referéndum del Brexit el mismo año.


Pese a ello, los mayores errores estratégicos de las agencias de inteligencia rusas vendrían siendo la recaudación de información para la invasión de Ucrania en 2022 y la respuesta ante el motín del Grupo Wagner. El FSB (junto con algunos personajes cercanos a Putin como Shoigu y Guerásimov) planearon la guerra sin conocer el ambiente político ucraniano, sin saber la respuesta de Occidente, sobreestimaron las capacidades de su ejército y sus fuerzas de seguridad exageradamente y no estaban al tanto de cuanto duraría la guerra. Desde el inicio, el Kremlin creía que la invasión sería una operación militar rápida, la cual solo duraría una semana o dos, de ahí su declaración de una ‘operación militar especial’ y no una ‘guerra’, esto debido a que declarar la guerra hubiera implicado la movilización de una mayor cantidad de recursos para tomar Ucrania. 

Los estadistas rusos también especularon que invadirían Ucrania y, por los problemas económicos ucranianos, serían bien recibidos por la población civil, a la cual comprarían con estabilidad económica y gas barato. Creyendo que su ejército tenía la capacidad suficiente, idearon un plan con tres puntos de ataque, en el norte, sur y este. Supuestamente con el plan de invasión, el ejército ruso destruiría las fuerzas ucranianas en el frente del este y en el sur, mientras que las fuerzas del norte llegarían a tomar Kiev, en la cual comandos rusos ya habrían eliminado a Volodímir Zelenski, su gabinete y la cúpula militar ucraniana. 

Equívocamente, el Kremlin supuso que la alianza occidental se desmantelaría por la importancia del gas ruso para Alemania, sin embargo, la alianza se mantuvo y respondió al enviar ayuda financiera y militar a Ucrania, aumentando el nivel de apoyo militar con cada fase de la guerra. Moscú, por la invasión, también se enfrenta a una Guerra Económica con Occidente, la cual se inició con una ola de sanciones y la expulsión del sistema financiero ruso del SWIFT*.


*El SWIFT es el acrónimo en inglés de Sociedad para las Comunicaciones Financieras Interbancarias Internacionales, sirve como una red global de comunicaciones financieras para bancos y otras entidades financieras distintas, facilitando el movimiento de capital entre país. 


Como resultado del grave error de inteligencia ruso, ahora el país se encuentra en una desastrosa guerra que amenaza con fragmentar el último sistema imperial ruso, como la Guerra afgano-soviética lo hizo con su predecesor: el Imperio Soviético. Por ello, pasamos al último grave error de los cuerpos de inteligencia rusos, posiblemente el más fatal de todos para el imperio que han intentado mantener vivo: el motín del Grupo Wagner. 

Con la corta rebelión del magnate caudillo, Yevgueni Prigozhin, quien lidero un ejército de aproximadamente 20,000 mercenarios de Wagner contra la cúpula militar rusa a finales de junio, las agencias de inteligencia rusas han sentado peligrosas bases para su país y régimen. En primer lugar, nadie evito el levantamiento armado ni se antepuso entre los mercenarios de Prigozhin y Moscú, excepto la Fuerza Aérea Rusa. 

Pero en gran medida, la rebelión, aunque no haya sido apoyada durante su transcurso, abrió los ojos a que varios lideres militares como Yunús-bek Yevkúrov (el viceministro de defensa) y Vladimir Alekseyev (el primer jefe adjunto del GRU) no apoyaron al círculo cercano a Putin (Soldatov y Borogan, 2022). Esto también creo un ambiente en el cual incluso las agencias de inteligencia moscovitas, como el FSB se están desmantelando simultáneamente con el ejército, por la crisis ocasionada por el motín. Vladimir Putin, en vez de despedir a quienes no sirvieron para responder a la crisis, ha tomado la decisión de llevar a cabo una purga dentro del ejército, su purga en los cuerpos de inteligencia ha sido más controlada, pero igual de problemática.

Soldados ucranianos del 1er Batallón de la 28a Brigada de Infantería Mecanizada atraviesan un obstáculo de alambre mientras se refugian detrás de un vehículo blindado BMP-2, durante un ejercicio militar con fuego real en el Centro de Entrenamiento de Combate de Yávoriv, en el Centro Internacional de Mantenimiento de la Paz y la Seguridad en Ucrania el 16 de marzo de 2017(Fuente: Ejército de los Estados Unidos vía Wikimedia Commons)

Asegurando la continuidad de la ineficacia en sus fuerzas de seguridad y que continue el resentimiento en contra, de no solo su círculo cercano, sino de el mismo por respaldarlos, El problema recae en que si Ucrania fuera a obtener más logros militares en Ucrania, Putin se enfrentaría a la posibilidad de que otra ola de desmoralización en el ejército ruso pudiese producir otro motín, solo que con mayor fuerza o peores repercusiones políticas para su régimen. 

Putin tampoco confía en sus cuerpos de inteligencia, sea por las filtraciones de los planes de invasión o por los múltiples errores que han cometido. Sin embargo, ha decidido fortalecer a la Rosgvárdia (la Guardia Nacional de Rusia) y la FSB, dándole a la Rosgvárdia tanques y más armamento pesado, lo que solo apunta a que Rusia busca reforzar sus capacidades en Ucrania por temor a logros militares ucranianos o que pudiera producirse otro motín.

¿Qué pasará con Rusia?

El dilema ruso en cuanto a la decadencia significativa de sus instituciones de inteligencia es que el país perderá la capacidad de reaccionar ante crisis futuras. No podrá evitar un incremento en la pérdida de influencia en Asia Central o el Cáucaso ante Turquía y China. Tampoco podrá prever o responder a amenazas como la posibilidad de que resurja un movimiento separatista checheno o que actores externos promuevan movimientos separatistas en otras repúblicas en la federación. 

La vulnerabilidad del régimen ruso solamente incrementará conforme sus cuerpos de seguridad y de inteligencia se deterioren. Estos tampoco podrán evitar otro motín, en el peor de los casos, tampoco podrían evitar un golpe de estado en contra de Putin y su círculo cercano. Lo que aumenta las probabilidades de que Rusia siga perdiendo en Ucrania a largo plazo y de que la supervivencia de su imperio disminuya alarmantemente.

Referencias

Belton, C. (2022 de mayo). Los Hombres de Putin: Cómo la KGB se apoderó de Rusia y se enfrentó a Occidente. (J. Estrella, Trad.). Ciudad de México: Ediciones Culturales Paidós. 

Friedman, G. (2020, 30 julio). Forecasting Russia: Strength and Weakness : Thoughts in and around geopolitics. Geopolitical Futures. Recuperado 1 de septiembre de 2023, de https://geopoliticalfutures.com/forecasting-russia-strength-and-weakness/ 

Soldatov, A., & Borogan, I. (2023, 6 julio). Putin’s real security crisis: The most important lesson of the Wagner rebellion is the FSB’s failure. Foreign Affairs. Recuperado 1 de septiembre de 2023, de https://www.foreignaffairs.com/russian-federation/putin-security-crisis-wagner-rebellion

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