Vladimir Putin en rueda de prensa tras una reunión con Eurasian Economic Union (Oficina de Prensa e Información de la Presidencia de Rusia)_CN

El presidente ruso Vladimir Putin, durante una conferencia de prensa tras la reunión del Consejo Económico Supremo de Eurasia el 26 de diciembre de 2024 (crédito: Oficina de Prensa e Información de la Presidencia de Rusia).

Putin da señales de que iniciarán las negociaciones de paz

¿El inicio del fin de la guerra en Ucrania?

El presidente ruso Vladimir Putin ha comenzado a hablar sobre la posibilidad de iniciar las negociaciones de paz respecto a la guerra de Ucrania.

Por: Andrés Alejandro Araujo Bermúdez

Por: Andrés Alejandro Araujo Bermúdez

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Después de dos años de guerra —y dentro de un par de meses, tres años—, el 26 de diciembre del 2024, el presidente ruso Vladimir Putin dijo que “Rusia está abierta a una propuesta eslovaca de organizar las conversaciones de paz con Ucrania para terminar con el conflicto” que, según afirmó, “Rusia está decidida a concluir” (Reuters, 2024b), lo que sería la primera señal pública de que podrían iniciarse negociaciones de paz respecto al conflicto ucraniano. No obstante, Reuters (2024b) enfatiza que el presidente ruso ya ha mencionado estar dispuesto a “entablar negociaciones con Kiev, pero que, aun así, logrará sus objetivos en Ucrania”. El medio también reporta que Putin, en la misma conferencia de prensa, advirtió que el gobierno ruso todavía “podría volver a usar el nuevo misil balístico hipersónico de alcance intermedio conocido como Oreshnik, pero que no tenía prisa por hacerlo” y que “de ser necesario […], Rusia podría usar armas de alcance intermedio más poderosas”.

Estos comentarios contradictorios— sobre aceptar que Eslovaquia sirva como plataforma para las negociaciones de paz con Ucrania y que todavía podría usar armas más poderosas en la guerra— tienen dos propósitos. El primero es político y está dirigido al público tanto ruso como al de los países occidentales. De esta forma, Putin intenta dar a entender que Rusia estará dispuesta a usar la diplomacia para dar fin al conflicto, pero que aún podría —dependiendo de los desenlaces en la guerra— usar armamento más poderoso y continuar con sus operaciones militares. Delegando la ‘culpa’, por así decirlo, a Ucrania y países en Occidente, con lo que da a entender que las acciones de estos podrían perjudicar las negociaciones.

No obstante, ese mismo componente político generaría un mensaje igualmente contradictorio al pueblo ruso: a pesar de que Moscú buscará la paz, todavía seguirá adelante y no se ‘rendirá’ ante Occidente. Putin reconoce que los rusos no aceptarían otra movilización —incluso una parcial—, pero tampoco estarían a favor de perder un conflicto armado, especialmente los grupos de poder. Esa dualidad es lo que ha dificultado dar fin a la guerra. Por otro lado, el segundo propósito es comunicar ese mismo mensaje: que la guerra sí estará próxima a entrar en sus últimas etapas.

Como resultado, las afirmaciones del presidente ruso han sido interpretadas de diversas formas, pero su significado geopolítico verdadero tiende a ser ignorado. Algunos analistas aseguran que el fin de la guerra de Ucrania tendrá las mismas consecuencias que la Primera Guerra Mundial, es decir, que Rusia no será derrotada, por lo que Putin podría recuperarse políticamente, lo cual abre la puerta a la posibilidad de que se reinicie la batalla en un futuro. Por otra parte, hay quienes lo toman como algo positivo, pues implicaría el final del conflicto armado de mayor intensidad en Europa desde la Segunda Guerra Mundial y las guerras yugoslavas, de manera que la paz y la certidumbre, en especial energética y económica, podría regresar a Europa.

Sin embargo, la realidad es que el fin de la guerra de Ucrania no será el fin de la guerra en Europa y tampoco lo será de la lucha en otras regiones. El conflicto convencional tal vez termine este año, pero la guerra fría entre Rusia y Occidente, en especial la de carácter híbrido, aún no terminará. Después de Ucrania, Moscú tendrá que responder a su pérdida de influencia en otras regiones y a una creciente ola de retos en el norte del Cáucaso. A raíz de todo lo expuesto, en este artículo se analizarán los motivos por los que la guerra podría llegar a su fin este año y lo que eso implicaría para Europa y el mundo en general.

Los cadetes de la Escuela Superior de Mando de las Fuerzas Aerotransportadas de la Guardia de Riazán (RGVVDKU por sus siglas en ruso) realizaron un entrenamiento de combate durante el invierno, en noviembre de 2023 (crédito: Ministerio de Defensa de la Federación Rusa).

Un imperio desgastado y en peligro

Rusia entró en Ucrania siendo considerada la segunda potencia militar en el mundo, lo que resulta algo importante pues la percepción es crucial en la geopolítica. El sistema internacional puede ser cruel y despiadado con quien se encuentre no solo en una mala posición, sino también con aquel que sea concebido como débil. Cuando el Ejército Soviético dejó Afganistán en 1989, regresó a casa derrotado y humillado. Esto significó que Moscú ya no podría infligir temor en las poblaciones europeas del este y, por ende, una vez su ejército fue vencido, ya no había razón para pensar que pudiera mantener bajo control los movimientos independentistas en Europa Oriental otros diez años.

El resultado de la derrota y la subsecuente percepción del Ejército Soviético como incapaz de lidiar con insurgencias contribuyeron eventualmente al colapso de la Unión Soviética. Ya existían problemas políticos, económicos y sociales estructurales que estaban debilitándola, pero haber perdido en Afganistán fue el golpe de gracia. Sin importar los retos sociopolíticos o económicos, para un país que se encuentre en un periodo geopolítico de creciente regionalismo y con graves debilidades internas, perder una guerra siempre será la gota que derramará el vaso. Por ello, es fundamental la percepción de poder dentro y fuera de Rusia, incluso en la actualidad.

La Federación de Rusia es la tercera configuración del imperio ruso y la más débil económica, política y militarmente. En términos económicos ya no es la Unión Soviética, mientras que desde la perspectiva militar, tampoco es el Imperio ruso zarista, el cual incluso sucumbió ante las presiones de múltiples derrotas y con la Primera Guerra Mundial encontró la causa de su colapso. De manera que es posible identificar que los retos que experimentó la Unión Soviética en Afganistán y que contribuyeron a su caída se están repitiendo en Rusia.

Tras dos años de guerra, se estima con datos de fuentes oficiales occidentales que el ejército ruso ha sufrido 790,000 bajas —muertos y heridos—, según Mehrara (2025). A la par de estas, Michel y Gjerstad (2024), del Instituto Internacional para Estudios Estratégicos, calcularon en febrero del 2024 que la milicia rusa había perdido 8,800 vehículos de combate desde febrero del 2022. Peor que esto es la desmodernización que ha experimentado el ejército en Ucrania, debido a que, por culpa de la guerra económica contra Rusia, el país ha tenido problemas para importar varios componentes tecnológicos cruciales para sus vehículos de combate, lo que ha llevado a que produzca en masa los tanques T-80, en vez de los más modernos T-90.

Las bajas que ha padecido en Ucrania y su incapacidad para implementar una movilización tan solo parcial es lo que ha llevado a que Rusia dependa del envió de tropas norcoreanas, sirias, afganas y de otros países, algunos mediante batallones de voluntarios, creando una Legión Extranjera (Zanatta, 2024); mientras que los retrocesos en cuestiones armamentísticas y vehiculares han forzado a Rusia a importar municiones y drones de otros países como Corea del Norte o Irán.

Paralelo a las pérdidas en Ucrania, Moscú ha sufrido golpes en otras áreas estratégicas. La derrota del régimen de Bashar al-Ásad en diciembre del 2024 significó un duro golpe para la estrategia global de Rusia y ha perjudicado su capacidad para continuar respaldando sus operaciones paramilitares en África (Araujo, 2024). Pero el peor retroceso que podría estar experimentando se encuentra en el Cáucaso Norte, en donde resurgieron varias preocupaciones respecto a la seguridad de la región.

Zanatta (2024) enfatiza cuatro razones: 1) la economía regional no ha mejorado en más de diez años desde la segunda guerra chechena; 2) las guerras civiles en Irak y Siria sirvieron como campos de entrenamiento de fuerzas yihadistas caucásicas; 3) la estrategia geopolítico-militar rusa se caracteriza por ser vulnerable, debido a la dependencia del respaldo de caudillos locales como Ramzan Kadirov; 4) la reducción en la atención financiera y de seguridad por parte de Moscú, debido a la guerra de Ucrania. Al mismo tiempo, el autor escribe que pese a los logros obtenidos entre 2010 y 2022 en la reducción de ataques terroristas “la región […] ha presenciado el resurgimiento de la violencia”, en especial desde octubre del 2023, lo que coincide con el inicio de la guerra Israel-Hamás, lo cual también explicaría los siguientes sucesos en el norte del Cáucaso.

En marzo del 2024, Euronews y Reuters (2024) reportaron que agentes de seguridad rusos habían matado a seis supuestos miembros del Estado Islámico durante una operación contraterrorista en la región caucásica de Ingusetia. Asimismo, mencionaron que en marzo del 2023, todos los terroristas abatidos habían estado involucrados en actos violentos antes, “incluyendo un ataque a una unidad policiaca de tráfico en donde murieron tres oficiales”. No obstante, la situación empeoró para junio del mismo año, cuando el Estado Islámico realizó un ataque a varias sinagogas e iglesias en Daguestán, otra región norcaucásica, durante el cual murieron aproximadamente veinte personas, entre las cuales se encontraban múltiples policías (Garland, 2024). En octubre del mismo año ocurrió un nuevo ataque, pero de menor grado, dirigido a un vehículo asignado al subdirector del Centro de Lucha contra el Extremismo de Ingusetia, en el cual murió un policía y otras dos personas (Reuters, 2024a). La región norcaucásica parece estar convirtiéndose en un punto clave en la seguridad nacional rusa. Incluso, en marzo del 2024 se realizó un operativo en Daguestán en contra de una célula terrorista que había financiado y armado a los terroristas que llevaron a cabo el ataque en Moscú (TASS, 2024).

Todos estos problemas en el norte del Cáucaso deben contemplarse en conjunto con el hecho de que existen diversos batallones de voluntarios chechenos luchando en Ucrania contra Rusia (Boltuc, 2024). “El surgimiento de batallones de voluntarios alineados con el Cáucaso Norte está acompañado por un grupo de organizaciones y movimientos que abogan fervientemente por la independencia de las entidades [políticas] del norte del Cáucaso” (Boltuc, 2024). Esto, a su vez, se suma a las tensiones fronterizas ya prevalecientes entre las diferentes repúblicas étnicas de la región. El caudillo checheno, Ramzan Kadirov, recientemente declaró un “duelo de sangre” contra diputados federales provenientes de la república de Ingusetia (The Moscow Times, 2024). Es evidente que existe una multitud de problemas que comienzan a fusionarse y a crear un reto para la estabilidad de una región que, históricamente, se ha ganado la fama de resistirse a Moscú.

Captura de pantalla de un video del teniente general Igor Kirillov, jefe de las Tropas de Protección Nuclear, Biológica y Química de Rusia, durante una rueda de prensa en Moscú en noviembre del 2024 (crédito: Ministerio de Defensa de la Federación Rusa).

Sumar los acontecimientos en el norte del Cáucaso a la muerte del teniente general Igor Kirillov —jefe de las fuerzas de Protección Nuclear, Biológica del ejército ruso— en Moscú, y a la presión que debe estar recibiendo el presidente Vladimir Putin refleja una realidad grave. La baja de Kirillov se añadiría a “la muerte de Mikhail Chatski, un ingeniero que trabajaba en el desarrollo de misiles y aviones no tripulados utilizados en Ucrania”, que también se adjudicó el propio gobierno ucraniano (Seibt, 2024). En casi tres años, se desmantelaron todos los logros que Putin había tardado dos décadas en conseguir. La rapidez con la que Rusia ha experimentado retrocesos geopolíticos y pérdidas estratégicas está generando preocupación entre los grupos de poder en el Kremlin respecto a la viabilidad de tener a Putin como líder de Estado.

Los homicidios están principalmente dirigidos a los círculos de poder rusos. Desde el inicio de la guerra ya son cuantiosas las muertes entre personal crucial en el sector energético, la industria militar o las mismas fuerzas armadas (Wasielewski, 2022), el problema radicará en si esos diferentes grupos de poder comienzan a cuestionar su propia seguridad. Algunos de estos asesinatos podrían tener objetivos políticos que beneficien a Ucrania al pretender eliminar a personal militar o ingenieros directamente involucrados en la guerra. Aunque para Putin bien podrían ser aliados o enemigos, en ambos casos sus muertes envían malas señales a una élite compuesta principalmente por agentes de inteligencia que han hecho una carrera en la seguridad, el espionaje y los servicios de inteligencia.

En otras palabras, si las agencias de inteligencia como la FSB están fracasando, la duda reside en si habría alguien pensando en comenzar a asumir más poder para evitar que la situación bajo el mando de Putin continúe deteriorándose. Esto no implicaría que Putin fuera a ser reemplazado, pero sí que estaría perdiendo aliados y terreno frente a sus oponentes, como lo ejemplifica el haber dejado ir a un partidario cercano: el exministro de Defensa Serguéi Shoigú.

Miembros del Servicio de Seguridad Federal de Rusia durante un operativo contraterrorista en Daguestán, en abril del 2024 (crédito: Servicio de Seguridad Federal de la Federación Rusa).

Objetivos del Kremlin posguerra

El fin de la guerra en Ucrania solo implicaría que el gobierno de Putin busque centrar su atención en otras áreas, muchas de las cuales tendrán importantes repercusiones en la estabilidad política y de seguridad nacional rusa. La preocupación del gobierno de Putin respecto a problemas internos se refleja en la cantidad de fuerzas de seguridad con las que cuenta Rusia, que ya superan al número de tropas en combate en Ucrania, las cuales se estiman en 470,000 (Watling & Reynolds, 2024). Si comparamos el contraste con la disparidad entre fuerzas de seguridad internas y fuerzas militares en otros países, el número adquiere una implicación geopolítica aún más clara.

El equivalente a la fuerza de seguridad interna en Estados Unidos podría ser el Federal Bureau of Investigation —Buró Federal de Investigación— que cuenta con aproximadamente 38,000 miembros, de los cuales 2,352 pertenecen a sus equipos tácticos. Su Guardia Nacional cuenta con 433,543 integrantes, lo que incluye a la Guardia Nacional del Ejército y a la Guardia Nacional Aérea. En un contraste más drástico, según algunos expertos, la Guardia Nacional Rusa —o Rosgvárdia— cuenta con 350,000 tropas —empezó con 140,000 en 2016¹ —, mientras que el Servicio Federal de Seguridad —o FSB, por sus siglas en ruso— cuenta con aproximadamente 200,000 guardias fronterizos y más de 84,000 agentes o personal de análisis tanto civiles como militares (Walker, 2013; Bukharin, 2003; Central Intelligence Agency [CIA], 2025; Gresh, 2020).

Si bien la mayoría de las fuentes datan de hace más de una década, no habría razón para pensar que, dado el estado actual de Rusia, la cantidad de las fuerzas de seguridad disminuya, en especial con una tendencia ascendente por más de diez años. Tomando como referencia dichos números, las fuerzas de seguridad internas rusas se componen de 634,000 miembros como mínimo, sin tomar en cuenta la cantidad de fuerzas de seguridad del Ministerio de Asuntos Internos o la cantidad de combatientes con los que cuentan otras agencias de seguridad interna o empresas paramilitares privadas con presencia en Rusia. Lo que sugiere que el Estado ruso está más preocupado por los riesgos a la seguridad nacional en el ámbito doméstico.

Gresh (2020) mencionó que la creación de la Rosgvárdia tenía el propósito de evitar una contrainsurgencia o un golpe de Estado contra Putin, pero que por el momento —en 2020—, su posición parecía sólida, pese a los retos que enfrentó, como la pandemia del COVID-19 o las protestas en Jabárovsk. No obstante, esto lo escribió previó a la guerra de Ucrania y de los retrocesos que ha experimentado Rusia en varios frentes.

Bajo este contexto, sin olvidar los sucesos en el Cáucaso Norte, es posible afirmar que los objetivos del gobierno de Putin se resumen en dos. En primer lugar, asegurar su posición en el Kremlin. Conviene recordar que en junio del 2023 enfrentó un fallido levantamiento armado por parte del Grupo Wagner, en el cual no intervino nadie más que la Fuerza Aérea

Rusa, es decir, la Rosgvárdia, la institución creada para ese mismo propósito años atrás, y que aun así resultó incapaz de detener a Prigozhin y a su pequeño ejército de mercenarios rebeldes. Posterior al motín, Putin invirtió en las capacidades operativas de la Rosgvárdia y le proporcionó equipo militar más pesado, entre el que destacan los tanques.

En segunda instancia, ya que la posición interna de Putin podría incluso empeorar con las crecientes tensiones sociales provocadas por la migración, se necesita una solución cada vez más urgente para lidiar con el desabasto de tropas y trabajadores provocado por la guerra. Ahora, la pregunta será si Rusia podría resistir protestas antiinmigrantes, como las que experimentó el Reino Unido a mediados del 2024 (González, 2024), aunado a los retos yihadistas y a las críticas que podría estar recibiendo dentro de los grupos de poder rusos.

Es por eso que la siguiente área de enfoque geopolítico-militar ruso será tanto al interior del país como en el Cáucaso Norte. Asia Central también podría volverse una zona de interés dadas las circunstancias de seguridad preocupantes en la región. Sin duda alguna, la nueva guerra fría entre Rusia y Occidente, junto con los retos yihadistas, migratorios y políticos evitarán que todo regrese a la normalidad, pero también que Putin pueda recuperarse realmente de los retrocesos sufridos durante la guerra de Ucrania desde el 2022.

¹ En 2016, Gresh (2020), un coronel estadounidense retirado, señaló que algunas fuentes en 2020 todavía especulaban que el número de tropas de la Rosgvárdia podría ser de 400,000, pero que la cantidad no se podía confirmar con exactitud, por lo que actualmente, la CIA estima que son 350,000 miembros (Central Intelligence Agency [CIA], 2025).

Boltuc, S. (2024, enero 3). Geopolitical Shifts in the North Caucasus: Implications for Russia’s Stability and European Security Concerns. Salzburg Global. https://www.salzburgglobal.org/news/topics/article/geopolitical-shifts-in-the-north-caucasus-implications-for-russias-stability-and-european-security-concerns

Bukharin, O. (2003). The FSB and the U.S.‐Russian nuclear security partnership. The Nonproliferation Review, 10(1), 137–146. https://doi.org/10.1080/10736700308436923

Euronews & Reuters. (2024, marzo 4). Alleged IS militants in Russia’s North Caucasus killed in shootout with security services. Euronews. https://www.euronews.com/2024/03/04/alleged-is-militants-in-russias-north-caucasus-killed-in-shootout-with-security-services

Garland, C. (2024, junio 24). More than 15 policemen, several civilians killed by gunmen in Russia’s southern Dagestan region [Vídeo]. France24. Recuperado 7 de enero de 2025, de https://www.france24.com/en/video/20240624-more-than-15-policemen-several-civilians-killed-by-gunmen-in-russia-s-southern-dagestan-region

Gresh, J.-P. (2020, 21 septiembre). Colonel Jason P. Gresh. Center For Strategic And International Studies. https://www.csis.org/blogs/post-soviet-post/rosgvardiya-hurtling-towards-confrontation

Mehrara, M. (2025, 7 enero). Russia’s Losses in Ukraine Pass Grim Milestone. Newsweek. https://www.newsweek.com/russias-losses-ukraine-pass-grim-milestone-2010764

Michel, Y., & Gjerstad, M. (2024, 12 febrero). Equipment losses in Russia’s war on Ukraine mount. International Institute For Strategic Studies. https://www.iiss.org/online-analysis/military-balance/2024/02/equipment-losses-in-russias-war-on-ukraine-mount/

Reuters. (2024a, octubre 11). Gunmen kill police officer, 2 others in Russia’s North Caucasus. Voice of America. https://www.voanews.com/a/gunmen-kill-police-officer-2-others-in-russia-s-north-caucasus/7819628.html

Reuters. (2024b, diciembre 27). Putin says Slovakia could host peace talks with Ukraine. Reuters. https://www.reuters.com/world/europe/putin-says-slovakia-could-host-peace-talks-with-ukraine-2024-12-27/

Seibt, S. (2024, diciembre 18). Asesinatos en Moscú: una demostración de fuerza de los agentes ucranianos. France24. https://www.france24.com/es/europa/20241217-asesinatos-en-mosc%C3%BA-una-demostraci%C3%B3n-de-fuerza-de-los-agentes-ucranianos

TASS. (2024, 1 abril). FSB raids terrorist cell in Dagestan that funded, armed Crocus City Hall attackers. TASS. https://tass.com/emergencies/1768629

The Moscow Times (2024, octubre 10). Kadyrov Declares ‘Blood Feud’ Against Russian Lawmakers in First Remarks on Wildberries Shootout. The Moscow Times. https://www.themoscowtimes.com/2024/10/10/kadyrov-declares-blood-feud-against-russian-lawmakers-in-first-remarks-on-wildberries-shootout-a86636

Walker, S. (2013, octubre 6). FSB: Vladimir Putin’s immensely powerful modern-day KGB. The Guardian. https://www.theguardian.com/world/2013/oct/06/fsb-putins-modern-day-kgb

Wasielewski, P. (2022, 22 diciembre). Will Russia Survive Until 2084? Foreign Policy Research Institute. Recuperado 26 de febrero de 2024, de https://www.fpri.org/article/2022/12/will-russia-survive-until-2084/

Watling, J., & Reynolds, N. (2024, 13 febrero). Russian Military Objectives and Capacity in Ukraine Through 2024. The Royal United Services Institute For Defence And Security Studies. https://www.rusi.org/explore-our-research/publications/commentary/russian-military-objectives-and-capacity-ukraine-through-2024

Zanatta, L. (2024, 14 agosto). Why the violence in the North Caucasus should worry Russia. RAAM. https://platformraam.nl/artikelen/2652-why-the-violence-in-the-north-caucasus-should-worry-russia

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