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Rusia cambia su política nuclear

¿Una amenaza nuclear?

El presidente ruso ha cambiado la doctrina nuclear rusa, generando incertidumbre respecto a la posibilidad del uso de armamento nuclear en la Guerra de Ucrania.

Por: Código Nexus

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Tabla de contenidos

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Este miércoles, 25 de septiembre, el presidente ruso, Vladimir Putin hizo un cambio en la política nuclear rusa. Este cambio se centra en la doctrina militar nuclear rusa, modificando los parámetros bajo los cuales Rusia estaría dispuesta a usar armamento nuclear contra un enemigo. Debido a esta modificación, según el presidente ruso, Rusia ahora podrá usar armas nucleares en caso de que una fuerza militar, respaldada por una potencia nuclear (como Estados Unidos o el Reino Unido), fuera a usar armamento convencional, principalmente misiles, en su territorio, por lo que consideraría el ataque como un ataque conjunto a Rusia (Reuters, 2024), declarandoque es una clara advertencia para Occidente.  

Como consecuencia, el cambio a la doctrina militar nuclear rusa ha generado incertidumbre respecto a la posibilidad de que el mundo esté más cerca de una confrontación nuclear entre Rusia y Estados Unidos. Esto, a su vez, genera las incógnitas sobre ¿por qué se dio el cambio en la doctrina nuclear ahora? y ¿qué significa esto realmente para la seguridad internacional? Por ello, resulta importante conocer las razones detrás de la decisión de Vladimir Putin y también reconocer que esto no implica un cambio real en la doctrina militar nuclear rusa.

¿Líneas rojas o pura retórica?

Desde el inicio de la Guerra de Ucrania en febrero del 2022, el gobierno ruso ha puesto múltiples líneas rojas respecto al papel de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el conflicto, principalmente en cuanto a su respaldo a los ucranianos. Estas “líneas rojas” se centraban en limitar la ayuda militar que Occidente podía darle a Ucrania, en cuanto al tipo de armamento y su uso. Un ejemplo sería el envió del Sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad (HIMARS por sus siglas en inglés) a finales del 2023 (Slisco, 2023). Lo mismo sucedería en cuanto a los tanques occidentales y los cazas F-16, al igual que algunos misiles de avión de combate con los que Ucrania podría bombardear objetivos dentro de Crimea o detrás de las líneas de defensa aérea rusas. Sin embargo, Estados Unidos y sus aliados enviaron el armamento a Ucrania y el país incluso realizó una exitosa contraofensiva con dicho armamento en Járkov en el mismo año. Por ende, esto nos lleva a la conclusión que Kroeker (2023) había escrito en agosto del 2023, de que las amenazas de Rusia se han quedado en la retórica, sin pasar a la acción.

En parte, Rusia es incapaz de incrementar las apuestas de manera realista, debido a una serie de retrocesos militares que ha sufrido en Ucrania y el hecho de que no ha podido tener logros estratégicos en el frente de batalla, pese a sus avances territoriales. Las fuerzas ucranianas en Kursk aún no han sido expulsadas y se han podido atrincherar en la región rusa (FRANCE 24, 2024). Enfrentarse a la OTAN sería desastroso para Rusia debido a que se enfrentaría a una fuerza militar en múltiples frentes y económicamente no podría sostenerse, como lo ha hecho durante la Guerra de Ucrania. Así mismo, Rusia no podría esperar ayuda alguna de sus aliados en Oriente Próximo (Irán) o Asia (China y Corea del Norte), ya que su respaldo ha sido limitado y no están en posición para intervenir en un conflicto de tal magnitud a favor de Rusia, por lo que difícilmente estarían dispuestos a intervenir.

Por otro lado, existen varios obstáculos para el uso de armamento nuclear, ya que la movilización y el uso de armamento nuclear sería contraproducente para Rusia. En primer lugar, el uso de dicho armamento depende de un consenso unánime dentro del gobierno, si se fuera a tomar en serio la posibilidad de usarlo, cualquier voz de oposición podría ser catastrófica y paralizar al gobierno. En segundo lugar, el despliegue del armamento sería visto por satélites y las inteligencias occidentales sabrían de su movilización. Desde el inicio de la guerra, desde la filtración del plan de invasión y otras filtraciones desde Moscú, el gobierno ruso se ha vuelto inseguro sobre qué información podrá mantener secreta. La movilización de armamento nuclear sería rápidamente identificada y se estarían arriesgando a que el equipo nuclear fuese destruido.

Una línea roja real para Rusia sería si Moscú estuviera a punto de ser tomada por fuerzas ucranianas con equipo militar occidentalista. Pero el envió de armas occidentales a Ucrania y la luz verde a su uso dentro de territorio ruso difícilmente llevará a tal escenario, como había escrito Kroeker (2023).

Fotografía de un RS-24 ‘Yars‘ misil balístico intercontinental ruso en 2016 (Crédito: Vitaly V. Kuzmin vía Wikimedia Commons)

EL CAMBIO EN LA DOCTRINA MILITAR NUCLEAR

Aunado a los límites que enfrenta Rusia en cuanto a sus “líneas rojas” y el posible uso de armamento o municiones nucleares, debemos tomar en consideración la filtración de documentos clasificados rusos sobre el uso de armas nucleares tácticas.

En febrero del 2024, el Financial Times publicó un artículo en donde detalla cómo entre el 2008 y 2014, las fuerzas rusas realizaban ejercicios militares simulando una invasión china (Seddon & Cook, 2024). Además de que muestra la realidad del carácter de las relaciones bilaterales entre Rusia y China, las cuales propagandísticamente se han presentado al público como una ‘alianza estratégica’, también muestran información crucial sobre el uso de armas nucleares tácticas*.



* Las armas nucleares tácticas son más pequeñas y de menor poder de destrucción que las armas nucleares estratégicas. Su uso es para los campos de batalla para destruir formaciones militares enemigas sin causar el grado de destrucción masivo a nivel territorial.


 

Entre los documentos clasificados filtrados se encontró que las circunstancias bajo las cuales Rusia estaría dispuesta a usar armas nucleares tácticas. Seddon y Cook (2024) escriben que los documentos describen “un umbral para el uso de armas nucleares tácticas que es más bajo de lo que Rusia ha admitido públicamente” y que el criterio para “una potencial respuesta nuclear van desde una incursión enemiga en territorio ruso hasta desencadenantes más específicos, como la destrucción del 20 por ciento de los submarinos rusos con misiles balísticos estratégicos”.

Cabe mencionar que, en cuanto a una incursión militar a territorio ruso, los documentos no hacen referencia a la simple entrada de fuerzas enemigas, sino a una incursión militar que resulte difícil de detener por los medios convencionales, es decir, una invasión que aparente tener gran éxito y significaría una derrota convencional segura para las fuerzas rusas.

Por ende, el cambio en la doctrina militar nuclear rusa, por lo menos en términos prácticos, ya había cambiado desde el 2008. El cambio actual en todo caso tiene propósitos políticos de publicidad más que verdaderas advertencias sobre una nueva “línea roja” impasable.

Las razones detrás de la decisión

Vladimir Putin se había posicionado como un hombre que podía resolver los problemas de Rusia, incluso recuperar el Imperio ruso. Faure (2022), citado por Fernández (2022), lo describió de la mejor forma posible: “Los nacional-patriotas comparten una aspiración: la reconstitución de un Estado fuerte que sintetice los períodos de la historia rusa combinando los valores tradicionales y espirituales del imperio zarista con el poderío militar y tecnológico de la Unión Soviética.”

Por dos décadas, Putin había parecido tener éxito, por lo menos hasta cierto grado. Desde su llegada al poder, Putin logró reunir a las élites, apaciguar a Rusia, recuperar la economía y reconstruir un ejército desbaratado por las crisis económicas y políticas de la década de 1990. No obstante, lo que la Guerra de Ucrania ha demostrado es que los logros de Putin en los últimos 24 años han sido una ilusión, simplemente creó un poderoso oso en papel y en la televisión, pero no en la realidad.

Más aún, la guerra y su desarrolló se le ha atribuido en gran medida a Putin y a su grupo más cercano, lo que forzó un cambio en el liderazgo militar ruso cuando el presidente cambió al ministro de Defensa. De igual manera, el Ejército ruso ha sufrido graves retrasos y deterioros, tecnológicos, institucionales y psicológicos.

Se suponía que Ucrania tendría que ser la guerra que por fin traería de vuelta al Imperio ruso con fuerza, intentando emular la victoria rusa sobre los suecos en el siglo XVIII, que había dado vida al Imperio ruso zarista. Pero en vez de ello, su economía se ha degradado – no drásticamente pero sí de manera paulatina – y el Ejército ruso ha sido desmodernizado en cierta forma. Incrementando la inseguridad en Moscú respecto al futuro del país.

De manera sencilla, Putin apostó todo en Ucrania y está perdiendo. Algo que resulta crucial para un hombre que conoce la historia de su país, en donde si un líder pierde la guerra, también pierde su lugar en el poder. Por ello, la nueva advertencia a Occidente sirve más como un intento desgarrador por salvar su posición en el poder ante la ola de críticas internas que puede estar enfrentando por los atrasos y la cada vez más creciente perspectiva de una derrota en Ucrania.

Vladimir Putin durante una reunión con el Gobernador de la región de Tomsk Sergei Zhvachkin (Crédito: Servicio de Prensa del presidentede Rusia vía Wikimedia Commons)

El estado actual de Rusia

A la par de la amenaza nuclear, Putin también anunció una movilización masiva, incrementando el número de efectivos por 180,000 más. Friedman (2024) sostiene que el entrenamiento de estas nuevas fuerzas tomaría aproximadamente 12 meses, por lo que no estarían listas para ser desplegadas sino hasta finales del 2025. Aunque también señala que, en vez de significar un cambio en la guerra, implica una jugada política intencionada para asustar a Occidente y Ucrania, forzándolos a negociar antes bajo sus términos.

Esto nos demuestra la precaria situación en la que se encuentra Rusia. El país no solo ha sufrido retrasos en Ucrania, sino también ha experimentado retrocesos geopolíticos en el Cáucaso y en Asia Central. Mientras que el país también sufrió dos ataques terroristas masivos en los últimos años, atribuidos al Estado Islámico de Jorasán (ISIS-K por sus siglas en inglés). Por un lado, Rusia se encuentra en una situación geopolítica precaria y podría necesitar volver a adentrarse con fuerza a otras regiones para recuperar terreno geopolítico. Por otro lado, Putin se encuentra en una posición política insegura debido a su fracaso en invadir Ucrania, por lo que se le atribuyen – aunque no públicamente sí por los grupos de poder en Moscú – los retos que enfrenta ahora el país.

El incremento de las tensiones con nuevas advertencias nucleares y una movilización masiva no son más que intentos por asustar a Occidente y a Ucrania. El problema para Putin, como lo describe Dickinson (2024) es que sus advertencias anteriores han sido ignoradas y es difícil creer que estas nuevas jugadas tengan algún éxito.

Dickinson, P. (2024, 17 septiembre). Putin is becoming entangled in his own discredited red lines. Atlantic Council. https://www.atlanticcouncil.org/blogs/ukrainealert/putin-is-becoming-entangled-in-his-own-discredited-red-lines/

FRANCE 24. (2024, 25 septiembre). Exclusive: On the ground in Russian territory held by Ukrainian forces. FRANCE 24. https://www.france24.com/en/europe/20240925-exclusive-on-the-ground-in-russian-territory-held-by-ukrainian-forces

Friedman, G. (2024c, septiembre 18). The Increase in Russian Military Forces. Geopolitical Futures. https://geopoliticalfutures.com/the-increase-in-russian-military-forces/

Kroeker, J.-R. (2023, 23 agosto). Moscow Has Shown It Will Not Cross Its Own Red Lines in the War. The Moscow Times. https://www.themoscowtimes.com/2023/08/23/moscow-has-shown-it-will-not-cross-its-own-red-lines-in-the-war-a82227

Reuters. (2024c, septiembre 26). Kremlin says changes to Russia’s nuclear policy are a signal to the West. Reuters. https://www.reuters.com/world/europe/kremlin-says-changes-russias-nuclear-policy-are-signal-west-2024-09-26/

Seddon, M., & Cook, C. (2024, 27 febrero). Leaked Russian military files reveal criteria for nuclear strike. Financial Times. https://www.ft.com/content/f18e6e1f-5c3d-4554-aee5-50a730b306b7

Slisco, A. (2023, 22 noviembre). Ukraine’s new weapon could cross Putin’s «Red line». Newsweek. https://www.newsweek.com/ukraines-new-weapon-could-cross-putins-red-line-1845830

 

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